Tocando las jingle bells

Las 15:29. El librero acabaq su jornada a las 15:30. Llega un cliente con gafas de sol.

–Hola.
–Hola, ¿en qué puedo ayudarle?
–Busco un libro de novedades.
–¿Cuál es el título?
–No, un best-seller de novedades, para regalo.
–Eh... ¿sabe qué tipo de literatura le gusta a la persona a quien va hacer el regalo?
–No, las novedades, a ver qué hay.

El librero odia hacer recomendaciones sobre libros de mierda porque no se los lee y apenas los conoce. Ve su rostro inútil reflejado en las gafas de sol. Todo anticipa que va a ser algo insoportable.

–El problema es que la mayoría de los best–sellers que han salido últimamente son continuaciones de otras novelas: la última de Patrick Rothfuss, la última de Ruiz Zafón, la última de Pérez-Reverte,...
–¿Cuál es la primera de ése?
–Es La Sombra del viento. Es una novela que ambientada en la Barcelona de los años...
–¿Y ése?
–Es El nombre del viento. Es una saga fantástica, al estilo de El señor de los anillos...
–¿Y cuánto vale?

Ve el precio sin quitarse las gafas. El reloj seguro que ha sobrepasado la media. El librero quiere marcharse. ¿Por qué siempre viene esta clase de cliente cuando es hora de irse?

–Buf. Y algo más...
–¿Lo desearía en libro de bolsillo, más económico?
–Sí, a ver...
–Mire, aquí lo tiene. Aunque la segunda parte todavía no ha salido en bolsillo.
–¿Y el de Ruiz Zafón?
–Aquí lo tiene.

Los sopesa, los mira sin quitarse las Ray-Ban. Mientras, el reloj hace tictac en la cabeza del librero.

–¿Y algo de intriga?
–Eh... pues tendría El verano de los juguetes muertos, de Tony Hill, que está en bolsillo y que está teniendo bastante éxito...
–Y... es que sería un libro para una mujer de 27 años, pija.
–Eh...  –«¿De verdad la ha llamado "pija"?»– Pues...  –le cuesta reaccionar– pues una novela romántica o de época. Está esta de Kate Morton, y ésta, Criadas y señoras, de la que han hecho la película. Ambas han tenido mucho éxito. También estaría Moccia, que es un auténtico best-seller. Lo compran muchísimo.
–Pero algo que fuera así, pero que tuviera intriga... y fantasía.

La cosa se complica más y más. El librero quiere salir corriendo. Curiosamente, una bombilla se enciende de improviso.

–Charlaine Harris escribe historias de vampiros que tienen una historia romántica, una intriga en la que tienen que descubrir un asesino o desvelar un misterio y, bueno, tiene todo el componente fantástico.
–Buf... ¿y algo que no sean vampiros?

«¡Vamos, no me jodas!». El librero quiere sacarse el chaleco de la empresa y mandarlo a freír espárragos. Sin pensárselo, contesta:

–Ahora mismo lo que tienen éxito son los vampiros y los zombis. Y con los zombis, la historia de amor difícilmente va a darse; o sea, que todas las historias románticas fantásticas con toques de intriga se centran novelas góticas con vampiros.
–Ya... siento tantas preguntas... creo que llamaré al novio de la chica y le preguntaré, a ver si me puede aconsejar.

«¡Váyase a la mierda!». Y tan pronto como se gira para hablar por teléfono, el librero desaparece.

2 comentarios

Narrativa Cuántica dijo...

A ver, en defensa de los zombis -que seguro que también tienen su 'corazoncito'-:

Teniendo en cuenta que ya se han muerto y que no parece que lo vayan a volver a hacer, en el caso de que se enamoren podrían prometer -ellos sí- amor eterno. Y ése sí es un buen tema para una novela romántica. Aunque lo cierto es que no sé si tendría demasiada predicación entre los lectores -¿consumidores?- de best-sellers...

aningunsitioperoquesealejos dijo...

Lo difícil sería conseguir hacer creíble la atracción hacia un ser putrefacto, caníbal y que no articula palabra. Lo veo complicado porque es difícil hacerlo verosímil sin crear un ñordo ridículo de proporciones considerables.