El rostro impenetrable


Viendo a Marlon Brando en El rostro impenetrable, otra de esas traducciones grandilocuentes del español (pero que debo confesar que me encantan), me di cuenta que mi culo era de todo menos impenetrable. Qué mirada atormentada, qué gesto de desprecio, qué nalgas de mármol, qué hombre, qué hijo de puta. Brando es único interpretando el papel de hombre completamente despreciable pero vehementemente deseable. Leí críticas que tachaban este western de onanismo puro. Sea así. ¡Larga vida al vicio solitario!

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