El hombre que se esfumó


Segundo del inspector Martin Beck, después de Roseanna. El mismo modelo: persona desaparecida, pocas pistas, lentitud en la investigación, verosimilitud y resolución conjunta de la policía sin héroe, sin un detective genial que lo descubre todo él solito.

Aquí, además, el caso se enreda con temas políticos, pues la desaparición de la persona en cuestión ha sido en un país del bloque comunista (la novela es de 1966) y temen otro caso Wallenberg.

El desarrollo de la trama me resultó más aburrido que el de la anterior. Llegué a saltarme párrafos. La persona a la que buscan no me pareció tan interesante como la chica de la primera investigación. Cuando se llega al final, ya se sabe o se intuye el porqué, por lo cual lees por terminar, no por descubrir nada en especial.

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