Incompatibles


En España se ha traducido De l'autre côté du périph como Incompatibles en una de esas estrategias comerciales que buscan parasitar el éxito ajeno. En este caso, el taquillazo internacional al que se arriman es el de Intocable, estreno de 2011 dirigido por Olivier Nakache y Éric Toledano, protagonizado también por Omar Sy, el macizo de ébano que ha fascinado a tantas féminas alrededor del globo.

Aunque ambos guiones son distintos, coinciden en ser comedias amables que tratan de un modo u otro el lamentable estado actual de los arrabales parisinos. La escalada de violencia en la periferia de las grandes ciudades francesas, enraizada en la desatención de sus distritos y la falta de integración de su población, ha llevado al país a convertirlo en un tema recurrente.

Broma tras broma, uno descubre el fuerte racismo y clasismo de la metrópolis. Se busca ahora, a través de una narrativa simpática, reivindicar a esta "gente de barrio" e integrarlos, algo que no es exclusivo del estado galo. Películas y series sobre los rednecks en los EE.UU. o los poligoneros en España ofrecen ejemplos similares.

Yendo al grano, el filme me aburrió. Hubo algunos chistes que me resultaron graciosos pero la mayor parte del tiempo no entendí nada, como me sucede con otras tantas comedias francesas. Tienen esos diálogos de besugos más histéricos que histriónicos, que para ellos debe de ser hilarantes pero que a mí me parecen insoportables.

Lo que me vuelve más loco de todo esto no es que no entienda su humor, sino que no comprendo la evolución de la película, con un ritmo narrativo totalmente marciano. Y es que estamos hablando de los vecinos del norte, no de Japón que está en el quinto pino (o bonsái). Los Pirineos son mucho más altos de lo que me pensaba.

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