Thiossan, restaurante senegalés en Barcelona


Si El Rey León me enseñó que hakuna matata es "ningún problema" en swahili, en el restaurante Thiossan aprendí que kuhara significa "diarrea" (y a partir de ella puedes crear la palabra "disentería").

Compramos una oferta en una web de cupones. Por 12€, comida, bebida y postre. El lugar hace conciertos en directo los viernes y los sábados pero, como somos muy listos, fuimos el domingo por la noche. Aquello estaba más muerto que un brainstorming en la Moncloa.

El local es viejo, tiene una iluminación tenue y huele a humedad. Cuando fuimos nosotros, el suelo estaba pegajoso, más por haber pasado mal el mocho que por sucio. Probamos ternera con salsa de cacahuetes y cordero con patata y zanahora en salsa de tomate, con acompañamiento de arroz blanco uno, con sémola el otro. Para beber, una cerveza marroquí y un zumo de ginseng.

La cerveza era normal. El zumo de ginseng es muy fuerte y te sube a la pituitaria como si fuera wasabi. La ternera con cacahuetes estaba muy buena y el cordero, no tenía nada de especial. El arroz estaba algo pasado. La sémola (o cuscús, como lo llamó él) debía de ser de trigo sarraceno aunque no estoy seguro; fuera de lo que fuese, estaba asquerosa y no me recordaba en absoluto al cuscús árabe. De postre nos trajo yogur con coco y semillas de mijo que estaba muy rico.

En principio, se puede pensar que no estuvo mal pero fue una cena bastante incómoda. Primero, por el ambiente desolador y la peste a húmedad, que me molesta horrores. Segundo, porque cuando le mostramos los cupones pareció no hacerle mucha gracia. Tercero, porque nos trajo los platos y se olvidó de nosotros; tuvimos que ir a la barra a pedir el postre. Cuarto, porque nos salimos del local del mismo modo desangelado con el que entramos.

Ya de camino, algo empezó a surtir efecto (y llegados a casa, surtiría todavía mucho más). Todo el lunes siguiente nos lo pasamos en casa con una taza de manzanilla y la otra taza de porcelana. Sufrimos los síntomas típicos de cuando algo le sienta mal al estómago y a los intestinos. Thiossan dejó una huella indeleble en nosotros.


1 comentario

Anónimo dijo...

A ver Rey Leon informate bien que en Senegal no se habla swahili se habla wolof amul solo