En la niebla, de Sergei Loznitsa


Imperdonable no haber reseñado este peliculón en su momento, meses ha. Pero la culpa la tiene Filmin y su pésimo servicio de streaming. La vi a saltos, fue un suplicio. Plataformas y conexión mierder españolas aparte, y como diríamos de tantos negocios difuntos en esta crisis fraudulenta conducida por hijos de puta, chapó.

Esta película bielorrusa, de un poco más de dos horas, lo vale. No son esos ciento veinte minutos inútiles de proyección en un cine actual. Se puede acusar la lentitud, pero quien haya leído una novela rusa o visto Dersu Uzala (otra joyita que tan maravillosamente baila), ya sabe qué es lo que hay: morosidad, y no de pagos sino de tiempo, pero bien invertida y con réditos.

En el año 1942, durante la Segunda Guerra Mundial, en la zona bielorrusa ocupada por los nazis, donde los alemanes todavía tienen enfrentamientos con los partisanos rebeldes, Sushenya es acusado de ser un delator y condenado a muerte. ¿Realmente lo ha hecho? ¿Cómo afrontar su destino? ¿Tiene algún modo de salvar la vida? ¿Es un inocente o es un traidor?

Esta historia nos recuerda que la guerra lo mata todo, tanto la humanidad como los valores que la guían. ¿Hay que hacer lo que es justo o lo que es necesario? ¿Salvarás el pellejo si haces siempre el bien? ¿Lo salvarás si actúas de manera egoísta? ¿Vale más morir como un héroe o sobrevivir a toda costa? ¿Vale más dejar un recuerdo noble o tener una vida larga?

En mitad de la masacre, la supervivencia es una lotería. Es en época de paz que lo olvidamos y creemos que nuestra existencia no está regida por el azar impasible, que ser buenos y mansos es carta para evitar las amenazas y ser felices. Desgraciadamente, como dijo Wilde, y como nos recuerda el telediario, "en el mundo común de los hechos, los malos no son castigados, ni los buenos recompensados".

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