Sharknado


Ian Ziering no podía soñar con la carrera fulgurante que le esperaría tras su papel como Steve Sanders en Sensación de Vivir como actor de voz en Spider-Man: The New Animated Series, como Testicles en la superproducción 301, La leyenda del Imponentus Maximus o como protagonista en el taquillazo Tyronnosaurus Azteca.

En Sharknado es recompensado y repite papel principal. Un ex mega surfero que se conoce las corrientes marinas al dedillo y que regenta un bar en la playa será el encargado de conducir a un reducido grupo de personas humanas camino de la salvación, lejos de la destructiva ira de una serie de tornados que tienen centrifugando al mayor número de sanguinolentos escualos visto y por ver.

Supera con creces las espectativas bajísimas que pusieron coñazos como Sharktopus y Piranhaconda. El ingenio del talentoso director Anthony C. Ferrante consigue que la película empiece como una completa basura y se mantenga, pero subiendo las apuestas absurdas, subiendo un escaloncito más cada vez. Lo que empieza siendo el presagio de un bodrio insoportable se transforma por arte de birlibirloque en el cachondeo máximo, riéndose de sí misma y haciéndote pasar un muy buen rato.

Gracias a este filme, Ian Zering ha visto cómo su carrera sufría un giro de 361 grados. No sólo no ha conseguido ninguna nominación a premio importante alguno sino que, además, ha visto la luz al final del túnel al volver a repetir bajo el foco del estrellato en la secuela de este exquisito trabajo que se eleva con el galardón de película más tuiteada de la historia, que no es poco.

Pronto tendremos Sharknado 2 en nuestras no grandes pantallas para disfrutarla con infinidad de palomitas. No cabe duda de que podemos dar gracias a Dios por los regalos de este mundo.

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