La travesía del Louvre


001 Ediciones, la misma editorial que ha publicado los impresionantes Hamlet y Romeo y Julieta ilustrados por Gianni de Luca, ahora nos regala (pagando) La travesía del Louvre de David Prudhomme, otro cómic de museo como el Maestros antiguos de Mahler.

Es posible que sea un cómic por encargo, propaganda turística, pero Prudhomme va más allá. Imagina puntos de vista originales y muy interesantes que le dan personalidad al tebeo. ¿Y cuánto puede dar de sí un hombre como tantos buscando a su pareja a través de las enormes e infinitas salas del Louvre?

Hay, ante todo, un ejercicio contemplativo. Qué cuadros ve (un autorretrato de Rembrandt, La libertad guiano al pueblo de Delacroix), quién hay en las salas (turistas con cara de memo, gente agotada, fotógrafos compulsivos), cómo es el lugar (espacios ciclópeos, salas recargadas, salas vacías).

Luego están los detalles que me han robado el alma: las miniaturas de remeros egipcios vistas desde el punto de vista de un insecto, la visión que tiene de su público la atosigada Giocconda, cómo se superpone los observadores al objeto observado, cómo se relacionan e interactúan.

Su estilo me trajo a la memoria el utilizado por Blutch en La voluptuosidad. Pinta con lapices de colores y posee ese mismo toque irónico delicioso. Incluso el jeto del protagonista parece una máscara, como la del cazador de La voluptiosidad.

De todos los cómics que me compré en Navidad, este es mi favorito: visualmente me encanta, ofrece la tranquilidad del paseo contemplativo que inauguró Taniguchi con El caminante, añade insólitos puntos de vista y hace gala de una fina ironía.

Por los 18€ que cuesta y la calidad del libro (tanto en continente como en contenido), merece muchísimo la pena.

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