Todos dicen I love you


Esta comedia musical romántica es una película tan extravagante como genial contando el monstruo que podía haber salido. El talento de Woody Allen brilla en ella. Desde las bellas imágenes de París, Venecia y Nueva York hasta las manías de unos personajes divertidísimos con unos diálogos fantásticos.

Es un musical de cantantes imperfectos, no porque los actores sean malos sino porque así son los personajes. A Goldie Hawn, el director la obligó a cantar peor expresamente. Los números musicales tienen así su vis cómica, desde los torpes pasos de Edward Norton hasta el taxista indio uniéndose a la melodía.

Hay un grupo de Grouchos cantando en francés e, incluso, la mezcla soñada por muchos, sueño húmedo del humor, un Allen disfrazado de Groucho. La escena final bailando junto al Sena es de una belleza estremecedora, digno tributo a Gene Kelly o Fred Astair.

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