Resaca de Mamen Moreu


Versión breve: Como el Tato de Monteys pero con mejores tetas.

Versión extendida: Antes (mucho antes), uno tenía su vida montada a los treinta. Las cosas han cambiado mucho desde entonces. Mamen Moreu1 crea un personaje excesivo y genial que encaja en esta nueva realidad de treintañeros adolescentes. Marcela es un desastre que vive para la priva y el sexo y tiene alucinaciones psicotrópicas con figuritas de Mi Pequeño Pony. Los chistes, de una página de extensión cada uno, van sumando episodios en su vida: una nueva compañera de piso, un nuevo trabajo, un nuevo ligue. El dibujo es bueno y la expresividad de los personajes es hilarante. El estilo de Moreu tiene ese rasgo tan personal de los brazos que parecen bufandas kilométricas y que me retrotraen hasta el más histriónico Peter Bagge. Pero, sin duda, en quien uno piensa, por pura cercanía, es en el Tato de Monteys. No es simplemente una copia hecha mujer. Marcela tiene su propia identidad, sus propios tics y su propia formar de narrar, lo que hace de ella no una mera extensión del humor de aquél sino una nueva propuesta fresca y divertida. Y con mejores tetas.

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1 Cuyo nombre, lo siento mucho, siempre me trae a la memoria el de la insigne vedette Marlène Mourreau, hija del no menos insigne chófer de Marlene Dietrich.

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