El Niño de Daniel Monzón


Sinopsis: Un amigo introduce al Niño (Jesús Castro) en una red de narcotráfico en el estrecho de Gibraltar. Paralelamente, dos agentes de policía, Jesús (Luis Tosar) y Eva (Bárbara Lennie) buscan acabar con dicha red.

La fórmula de cine de acción "a la española" va cuajando con sus luces y sus sombras. Dentro de la zona iluminada, los directores evitan crear una trama policíaca estadounidense, distanciándose de un modelo que no podemos imitar por razones económicas y culturales.

Aquí el dueño del bar del pueblo, como mucho, tendrá una escopeta de caza, no una recortada o un revolver. Es más probable que te den un navajazo que no un disparo en la sien. Tampoco tenemos esas casazas. Todo es más pequeño, menos expansivo.

Los guiones son menos maniqueos y sus finales, más agridulces. A diferencia de los productos made in Hollywood donde hay una resolución optimista, una victoria clara e individual, aquí se termina con una sonrisa colectiva más bien amarga.

Los personajes vencen, resolviendo el caso o mejorándose a sí mismos, pero en el transcurso del camino han descubierto un camino aún más largo y difícil. El cartelito de The End deja de ser la meta para convertirse en un punto de partida planteado de modo casi sisífico.

Si nos adentramos en las sombras de este cine español de acción, vemos el patrón. Sin duda, El niño se alinea con Celda 211 y Grupo 7 como los árboles de un bosque replantado: una cuadrícula perfecta y predecible que revela sus diagonales trazadas con tiralíneas en cada curva que tomamos.

Tenemos un protagonista guapete, interpretado por un mal actor de Física o Química (o similar), y un actor con bastantes más tablas detrás, aguantando el escenario. Aquí son Jesús Castro, en lugar de Mario Casas o Alberto Ammam, y Luis Tosar, en puesto de Antonio de la Torre.

Los papeles y el perfil de los personajes se repite. El joven es rebelde, malote, pero en realidad es un buenazo idealista. El madurito interesante es callado, taciturno, muy duro y muy masculino. Entre claroscuros, se consigue un buen equilibrio a despecho de la falta de originalidad.

El ritmo, en general, es calmado pero cuando llegan las escenas de acción, brillan. Se ve espectacular sin verse impostado. Consiguen enmarcar bien las persecuciones y los tiroteos sin perder el norte ni volar el Peñón como si de la troyana Nueva York se tratase.

Si en Celda 211 Daniel Monzón intentaba mostrar e invitar a la reflexión (sin crear cine de arte y ensayo) sobre el estado de las prisiones y los presos en España, aquí lanza el objetivo hacia la corrupción y el tráfico de drogas en el estrecho de Gibraltar.

Son temas que no resultan ajenos y que ayudan a que la historia resulte más cercana y reconocible. Hay detalles que chirrían, que se ven forzados, pero en general la he disfrutado mucho. Es una dosis equilibrada de acción, humor y crítica.
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PD: Los ojos photoshopeados de Jesús Castro en el cartel son un poco El pueblo de los malditos, ¿no?

1 comentario

el convincente gon dijo...

A mí 'Celda 211' me decepcionó un poco. Muy forzado todo el asunto de la mujer de Alberto Ammam. En cambio 'El robo más grande jamás contado' me hizo más gracia de lo que esperaba. 'El niño' no la he visto pero me has dado ganas de verla.

Jesús Castro me sorprendió bastante en 'La isla mínima'. No es que tuviese mucho diálogo pero encajaba perfectamente en el papel (a diferencia de otros guaperas como Hugo Silva, que pocas veces deja la impresión de ser un acierto de casting). Por cierto, 'La isla mínima' tiene una escena de persecución en coche que no tiene nada que envidiar a las que hacen en Hollywood. Incluso diría que supera a la mayoría en belleza, atmósfera y tensión.