Error humano de Chuck Palahniuk


Leer Error humano después de Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer de Foster Wallace no es una buena idea. Palahniuk es más tosco. No lo digo por los primeros artículos del libro, que tratan sobre lo más aberrante, grotesco y exacerbado de la cultura estadounidense. Foster Wallace te la cuela de modo menos evidente y te hace reír más.

Por eso, meses atrás, lo abandoné y, durante un tiempo, el libro estuvo en la estantería virtual con el resto de libros digitales. Hace un par de semanas, de viaje, lo volví a encontrar. Y fue un grato encuentro. Los artículos están repartidos en tres secciones: Gente reunida, Retratos y Personal. Van de más a menos demencial, de menos a más íntimo.

El primero trata sobre personajes disparatados: hombres que deciden levantar sus propios castillos en pleno siglo XXI, conductores de cosechadoras que combaten entre sí, festivales en honor a los testículos,... Lo más inverosímil que uno pueda imaginar, existe y tiene su crónica. Si Palahniuk hubiera nacido en España, ahora mismo presentaría Callejeros.

El segundo son entrevistas del escritor con figuras mundialmente conocidas o relevantes a nivel nacional. Tienes a la petarda de Juliette Lewis hablando de cienciología, una loa a la escritora Amy Hempel, una estrevista con el periodista conservador Andrew Sullivan o el desagarrador testimonio de Michelle Keating sobre la tragedia del huracán Mitch.

El último son textos de opinión donde el autor habla sobre sí mismo, sus sentimientos, su biografía. Su árbol genealógico es bastante accidentado y violento, con muchos familiares asesinados a bocajarro. También hace un resumen de su situación personal durante y a raíz del éxito de El club de la lucha, la obra que lo catapultó.

Error humano es divertido, reflexivo, burro e íntimo. Lo único que se le puede achacar es que no se pueda leer después de Foster Wallace1.
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1 Hablando con amigos que han leído este u otro de los libros de Palahniuk, parece que sí se le pueden achacar bastantes más cosas, entre las que estaría ser un mal escritor. Siempre se queda uno un poco con el culo torcido cuando le despellejan así un libro que ha disfrutado. ¿Debería aparecer yo en un artículo de Palahniuk sobre lectores mediocres? Ahí es cuando la cosa empieza a perder su gracia, básicamente, porque la idea del artículo no pinta tan mal.

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