Los crisantemos de John Steinbeck, en edición ilustrada de Nórdica Libros


La prosa de Steinbeck es como la de Alice Munro: dura, asfixiante. Leí Al este del Edén un poco de carambola, por recomendación de un amigo que me dejó el libro asegurándome que lo había leído toda su familia, que era una obra maestra... para, luego, enterarme que me había tomado el pelo y era un libraco viejo de 700 páginas que había encontrado en una caja.

La novela me encantó. No sé si por méritos propios o porque la leía en los escasos sesenta minutos que tenía entre la universidad y mi primer trabajo, que me dio por coger a jornada completa y no parcial. De 8:30 a 13:00 o 14:00 (dependiendo del día) en clase y de 15:00 a 22:00 en el curro. Fue un experimento suicida en el que duré dos meses escasos pero que me enseñó a apreciar lo valiosa que puede llegar a ser una hora.

Mi pareja se compró Los crisantemos en la edición ilustrada de Nórdica. De esta editorial, he leído El capote de Gógol, que disfruté por el relato y algunas de las ilustraciones, y ¿Cuánta tierra necesita un hombre? de Tolstói, otro cuento que también me gustó, con unos bonitos dibujos a cargo de Víctor Gallego.

En Los Crisantemos no me ha gustado el trabajo de Carmen Bueno. La imagen de la cubierta resulta interesante y atractiva pero el interior deja mucho que desear. Parece que haya creado su estilo a partir de sus limitaciones. Tampoco me transmite demasiado. Aquí Nórdica me ha parecido tan desacertada como en su perversión de Alicia en el País de las Maravillas.

Yendo al cuento de Steinbeck, poco puedo decir. ¿Por qué otra razón me enrollaría tanto, si no? El texto ocupa 55 páginas "compuesto en tipos Baskerville 13/19 sobre papel offset Munken Pure de 150 gramos", tal como apuntan al final de la lectura1. Busqué el original en inglés y son siete folios DIN A4 por una sola cara.

Como en Al este del Edén, Steinbeck nos sitúa en el valle de Salinas (California), lugar donde nació y se crió. A través de los personajes, nos muestra la dura e implacable vida en el campo estadounidense. En este cuento, crea el fresco a partir de la experiencia de una granjera que ama la jardinería y, en especial, los crisantemos.

El relato se podría decir que, en líneas generales, está bien pero sabe a poco. No me ha entusiasmado tanto como los de Gógol y Tolstói. Tal vez se deba a que anticipé el desenlace ya desde la mitad. No nos vende una moraleja sino una pequeña lección ajena y cruel. Estoicismo, y no ilusión, en lo que demanda este tipo de vida.

La brevedad de la lectura no me ha evitado ciertas urticarias. En los primeros párrafos encontré frases algo cacofónicas que me rompían el ritmo de la prosa, baches que me hicieron frenar en seco y a disgusto. Quise comparar con el texto inglés para ver si era cosa de la traducción. Las dos oraciones en cuestión son:

En los ranchos de la ladera del otro lado del río Salinas, los campos de rastrojo amarillos parecían bañados de un sol pálido y frío, pero en diciembre no había sol en el valle.
On the foothill ranches across the Salinas River, the yellow stubble fields seemed to be bathed in pale cold sunshine, but there was no sunshine in the valley now in December. 

Esta primera, personalmente, me suena tan mal en inglés como en español. Me parece un apunte en forma de adversativa torpemente traído. Suena a sobreexplicación de redacción de primaria. No entiendo por qué el autor no eligió otro modo de expresarlo.

El atuendo de jardinera parecía ocultar y engrosar su figura: sombrero negro de hombre encasquetado casi hasta las cejas, zapatones, un vestido estampado que apenas se veía debajo del delantal de pana grande con cuatro bolsillos grandes para las tijeras, el desplantados y raspador, los esquejes y el cuchillo con que trabajaba.
Her figure looked blocked and heavy in her gardening costume, a man's black hat pulled low down over her eyes, clodhopper shoes, a figured print dress almost completely covered by a big corduroy apron with four big pockets to hold the snips, the trowel and scratcher, the seeds and the knife she worked with. 

Ese "delantal de pana grande con cuatro bolsillos grandes" me parece léxicamente pobre y repetitivo. En inglés no me suena tan mal tal vez porque "big" es monosilábico y casi pasa desapercibido. Mi competencia lingüística no es ideal pero puede que otra solución hubiera sonado mejor.

Son sólo dos pequeñas notas para remarcar mi desencanto. Las ilustraciones y el texto no estuvieron a la altura de mis expectativas, que anhelaban replicar el buen recuerdo de Al este del Edén. De haber tenido por aquel entonces Los crisantemos en lugar de la novela, seguramente habría dejado el trabajo el primer día.

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1 Lo digo en un tono un poco sarcástico porque el libro me ha decepcionado, pero lo cierto es que este tipo de información me genera pequeños orgasmos bibliófilos o desfavorecedoramente hipsters.

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