Looper [SPOILERS en bucle]


Rian Johnson, el director del octavo episodio de Star Wars, estrenó esta película de ciencia ficción y viajes en el tiempo en 2012. Si deseas verla, no leas esta reseña, porque no sólo es negativa sino que destripa toda la historia.

En el año 2074 se descubre cómo viajar en el tiempo, pero está terminantemente prohibido. Sólo las organizaciones criminales se dedican a utilizarlos para enviar para deshacerse de sus víctimas sin dejar rastro. Podrían utilizarlos para ganar la quiniela y forrarse pero, en fin...

En 2044, los loopers son los asesinos a sueldo encargados de eliminar a las víctimas enviadas desde el futuro. Se llaman así porque su trabajo es un loop, un bucle: hay un momento en que la víctima que tendrán que matar es su Yo del futuro. Cuando acaban con él, reciben un finiquito de la hostia y se dedican a vivir de puta madre durante tres décadas hasta que les llega la hora de ser capturados y ser devueltos al pasado para morir a manos de sí mismos.

Como puede verse, la peli va de paradojas temporales. Y como toda historia cinematográfica sobre el tema que se precie, su propia trama es una contradicción. Aquí seremos testigos de cómo la resolución del enfrentamiento de dos horas entre el looper Joe (Joseph Gordon-Levitt) y su yo del futuro (Bruce Willis) hace imposible dicho cara a cara.

Se esforzaron con la caracterización de Gordon-Levitt, al que le pusieron el entrecejo de Willis, pero lo único que consiguieron fue provocar arcadas con la cara del personaje, que es repulsiva. Y como se gastaron tanto en maquillaje, no pudieron contratar a nadie del racord. De ahí que durante todo el metraje Gordon-Levitt sea diestro y Willis, zurdo... bueno, detallitos sin importancia.

La cosa está en que, si seguimos cronológicamente la trama, Joe mata a su Yo del futuro, recibe la indemnización, se pega la vida padre y conoce a la mujer de sus sueños. Desgraciadamente, en 2074, los pistoleros de la mafia matan a su amada mientras lo capturan. Como Willis es duro de pelar, consigue zafarse antes de que lo metan en la máquina del tiempo.

Aun así, decide viajar al pasado. ¿Por qué? Su intención es evitar la muerte de su esposa. ¿Cómo? Retrocede en el tiempo, esquiva la bala de su Yo veinteañero y se dedica a buscar al que será el futuro jefe de la mafia para eliminarlo. Sin organización criminal, no habrá orden de captura, y sin ella su mujer seguirá vivita y coleando.

¿Qué sucede? Que hacia el final descubrimos que la razón para que el jefe de la mafia del futuro quiera borrar a todos los loopers de la faz de la Tierra es que Willis, en su deseo loco de rescatar al amor de su vida, mata a la madre del que será el resentido capo supremo de 2074. Y aquí cabe preguntarse: ¿cómo puede ser él la causa si la primera vez (cuando se mata a sí mismo) no tuvo nada que ver?

Pero espera. ¿Cómo se impide que esto suceda? Pues Gordon-Levitt se suicida para evitar que Willis mate a la madre del niño. Podría tener sentido de no ser porque, si se mata, no habrá un Willis del futuro que vuelva al pasado a provocar la situación en la que él debe arrebatarse la vida para salvar a la madre. Es una incoherencia sobre otra.

¡Y ves carteles y críticas que ponen la peli por las nubes, con sus cuatro estrellas sobre cinco! ¡Anda y que os follen!

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