Ghost in the Shell (2017), fantasmas y cáscaras vacías


Vi la revisión de Ghost in the Shell en el cine y me aburrió bastante. No me produjo nada. Más allá de un momento del final, no me impresionaron las escenas de acción. Hubo detalles, incluso, que me parecieron cutres y mal resueltos. Esperaba que visualmente me impactara, pero me decepcionó. El elenco tiene tanta chispa como frotar dos palos de regaliz rojo con relleno de nata.

Me disgustó, especialmente, Scarlett Johansson. Físicamente no me recuerda a Motoko Kusanagi. En mi mente, visualizaba una actriz con el perfil de Sigourney Weaver: alta, de facciones duras, sin rasgos aniñados ni maquillaje. Aun así, esperaba algo más de su actuación. Y es que parece una skineta coja. Se pasa los 107 minutos renqueando. Camina tan rígida que parece no tener rodillas.

Creo que no vi el anime en su momento. Antes de ponérmelo para comparar, tenía recuerdos vagos de algunas escenas icónicas, pero no sé si era cosa de haber visto algún tráiler, o por aquel anuncio de Lois con escenas de la película que tanto me gustaba (irónicamente, su eslogan "Nadie lleva Lois" ha acabado haciéndose realidad).

Me queda la duda porque, durante el visionado, he revivido sensaciones que asociaba a la historia y que en ningún momento he sentido con la versión actual. Desde luego, la de Rupert Sanders pasa sin pena ni gloria. Transcurridos apenas dos meses, tengo que esforzarme por recordarla. ¡Y estoy diciendo que es muy probable que no viera la original de hace más de veinte años!

El final nuevo es distinto y, por supuesto, peor. Es plano y maniqueo. Her de Spike Jonze parece más heredera del Ghost in the Shell de 1995 que este remake en carne y hueso. La incorpórea Scarlett Johansson vence (y convence más que) su alter ego neonazi patapalo. ¿Por qué lo cambiaron? ¿Les pareció demasiado difuso moralmente? ¿O querían crear una heroína con la que rodar secuelas?

La atmósfera opresiva, la banda sonora desazonadora, los parlamentos filosóficos de los protagonistas y ritmo lento del filme original hacen que resulte duro de ver. Sin embargo, la actualización con Johansson carece de esto y más, pues hasta los efectos especiales resultan triviales. En definitiva, esta nueva película resulta tan innecesaria como inerte.


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