Mortadelo y Filemón. Un 60 aniversario bastante pachucho


Los achaques de la edad repiten como tema principal en este nuevo aniversario, una década después de ¡...y van 50 tacos! Pero repiten como una mala cena. La falta de humor de aquél nos parece oro a día de hoy. En la quincuagésima celebración, el paso del tiempo tenía su razón. En ella, los agentes de la TIA debían demostrar con todas las argucias posibles que la edad no les pasaba facturaba para evitar que los pusieran de patitas en la calle.

Aquí, en cambio, Ibáñez hace un batiburrillo en el que la vejez sólo es una excusa para hacer un sinfín de sketches escatológicos. Mientras la pareja de detectives burricalvos intenta evitar una Tercera Guerra Mundial en el temible encuentro entre los dos alter ego de Donald Trump y Kim Jong Un, nos encontramos cada dos páginas con un retortijón o una repentina incontinencia urinaria. Si ¡...y van 50 tacos! te pareció excesivamente cacaculopedopís, ahora lo añorarás.

La parte política es también floja, ya no comparándola con El quinto centenario o Barcelona 92, tronchantes y maravillosas, sino con ¡Elecciones! y El tesorero, ambas de dos años trás. Ni las caricaturas de los mandatarios se parecen, ni tienen nada especial. En las dos aventuras de 2015 reconocemos a los políticos del panorama patrio, con sus tics y sus ridiculeces, y eso suma en el resultado final de una carcajada.

En fin, no esperaba demasiado, y así ha sido. Tampoco voy a pedir más a estas alturas de la vida del maestro, que tanto nos ha hecho reír, y que ha retratado la miseria de España como nadie. Muchas gracias, y un abrazo.

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