Museomaquia de Santiago García y David Sánchez


Me encanta el estilo de David Sánchez. Recuerdo que cuando trabajaba como librero, miraba con fascinación las ilustraciones de las tapas de los libros de la editorial Errata Naturae, tan extrañas y a la vez tan cautivadoras. No sólo me resultaban raras las de la colección La Mujer Cíclope. Todas sus ilustraciones, por normales que fueran, me resultaban inquietantes.

Pero leí Tú me has matado y No cambies nunca y mi idilio se terminó. Sus guiones son igual de estrambóticos con el inconveniente de que no ofrecen ningún placer. Sus historias me aburren y me dan igual. Pensé que Museomaquia, por tener a otro autor a cargo de la historia, Santiago García, me gustaría, pero me he quedado con la misma cara de tonto.

La gracia de Museomaquia es que es un cómic oulipiano. Hay una restricción: que la narración sólo avance a través de cuadros famosos. El problema está en cuando no entiendes la mitad de las referencias y la obra no ofrece nada más. Me ha pasado lo mismo que sufrí leyendo el Black Dossier de Alan Moore. Ha sido como pasar la tarde en una casa llena de chinos y que no te inviten ni a té.

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