La sombra del actor (The humbling)


Sleepers, Acoso, Rain Man, Good Morning, Vietnam, La cortina de humo,... Fui a ver La sombra del actor sólo porque el tráiler me pareció divertido, no porque conociera todo el trabajo que carga a sus espaldas el director cinematográfico Barry Levinson.

La película está basada en la novela La humillación de Philip Roth. En inglés, libro y filme comparten título: The humbling. Si bien, como es habitual, el bautizo para la gran pantalla es el que más se aleja del original, la traducción literaria puede sonar excesiva.

En español, "humillar" significa tanto "herir la dignidad" como "abatir la altivez". En inglés, en cambio, para la primera acepción se utiliza el verbo humiliate y para la segunda, humble. Así, humbling no es humiliation; no se trata de algo humillante, degradante, sino de una experiencia que llena de humildad, que hace menos orgullosa a la persona.

Quien sufre este proceso es Simon Axler (Al Pacino), un gran actor que ve cómo su don para la interpretación se extingue. Ya no puede recordar los papeles y tiene pánico escénico. A sus casi setenta años, se siente frustrado, incapaz de aceptar su propia decadencia, el inexorable paso del tiempo.

Leída una detallada sinopsis del libro, parece que el tono de ambas obras dista bastante. La novela posee un tono más grave, serio, mientras que la película es un extraño pastiche de comedia y cine de autor con ínfulas. Monólogos shakesperianos se entrelazan sin pudor con bufonadas e ironía.

El cambio es a veces brusco, a veces sutil, pero siempre hilarante. La sombra del actor parece el resultado de dejar a Tyler Durden con un insoportable filme gafapasta al que, en vez de intercalarle enormes falos afroamericanos, le hubiera añadido escenas de Mr. Magoo.

No cae en ningún momento en la chabacanería del slapstick. Bromea acerca de los problemas de la edad. Al Pacino es un desastre de personaje, estrafalario, desorientado, patético. Mi pareja y yo pasamos un buen rato. Reímos muchísimo.

El final, sin embargo, resulta confuso. Donde la novela enfoca mejor, centrándose en el tema de la senectud, la adaptación cinematográfica se dispersa, más interesada por los límites entre realidad y ficción que en la crisis de edad del protagonista.

Así, la parte grandilocuente parece naufragar sin objetivo claro en el horizonte. La frontera entre alucinaciones, teatro y realidad se borra tanto que desaparece hasta el mapa. Aunque el juego está presente desde el principio, no consigue quedar bien conectado con la trama de la vejez1.
_____
1 SPOILERCITO. Entre las varias las modificaciones del papel al celuloide, hay algunas que forman parte de una acalorada discusión que recientemente se ha reabierto en Hollywood. Mientras que en la novela el personaje de Peegeen tiene 40 años, y su relación con el sexagenario Axler puede resultar más creíble, en la película rondará la veinte-treintena. Y no sólo eso. La apariencia de lesbiana estereotipada que luce en el libro, pasa al fotograma con un estilo urbano pero heterosexualmente atractivo. ¿Pensaron que hasta en una película así necesitaban un reclamo sexual o, acaso, se hizo para acrecentar la comicidad del affaire? Si fue lo segundo, pongo la mano en el fuego de que no se olvidaron de lo primero.

Dulces, pasteles y helados de Japón

Se dice que los postres japoneses son menos dulces que los españoles. Lo cierto es que se trata un dulzor distinto, más suave al paladar, que no satura tanto las papilas. Es significativo que los sobres de azúcar nipones sólo contengan tres gramos frente a los ocho habituales por estos lares. Un edulcorante que utilizan es el wasanbon, un azúcar refinado extraído de un tipo de caña llamado taketō. También emplean otros ingredientes para endulzar como son el anko, el sésamo o el boniato morado.



Pinchos de dango con pasta de judías rojas y de sésamo negro, durante la visita del Pabellón Dorado en Kyoto. Cuando conocí la comida japonesa, me aficioné sin remedio a los daifuku. Los daifuku son un tipo de pastel mochi (pasteles de pasta de arroz gluntinoso) relleno, generalmente, de anko, una pasta dulce obtenida a partir de las judías rojas azuki. Hace apenas un año, me enamoré del sésamo negro gracias a un flan que preparan en el restaurante Kote de Sabadell.

El dango, al igual que el mochi, está hecho a partir de masa de harina de arroz. En la foto, se puede ver un pincho de an dango, o dango con anko untado por encima, y otro de goma dango, es decir, con pasta de sésamo. Cabría suponer que deberían haberse convertido instantáneamente en mi plato favorito; sin embargo, no me entusiasmaron demasiado. Las bolas son de textura chicletosa, difíciles de tragar y bastante insípidas. Todo el sabor viene de la cobertura que, sobre todo la de anko, me empalagó.



Marion Crêpes, en el barrio de Harajuku y a los pies de la torre de Tokyo. Los japoneses sirven las creps enrolladas como un cucurucho. Eso les permite llenarlas de mil cosas. Probé varios establecimientos pero las mejores son las de la cadena Marion Crêpes. Tienen un surtido espectacular. Las hay dulces y saladas, estas últimas con atún, salsa teriyaki o hamburguesa. Yo, sin dudarlo, apunté hacia las dulces.

Aunque la que comí a los pies de la torre de Tokyo es la que más disfruté por ser la novedad, la de Harajuku (en la foto) fue espectacular. Se llamaba "Queen Marion" o "Miss Marion", algo por el estilo que daba a entender que era the special one. Llevaba nata, helado de vainilla, pastel de queso, natillas, plátano, virutas de colores y galleta. No recuerdo si eso era todo o me he olvidado las fresas o he añadido ingredientes de más. Era una bomba de amor que te inundaba la boca sin que pudieras distinguir nada.



Copas de helado en el Maid Café del centro comercial Don Quixote en Akihabara, Tokyo. Un Maid Cafe es una cafetería donde te atienden muchachas vestidas de doncella, con su cofia, su delantal y su vestidito corto negro. Te cobran por entrar y pasar vergüenza ahogado de ñoñería, tonalidades rosa, vocecitas agudas y clientes estremecedoramente desagradables y patéticos.

Tomamos dos copas de helado preparadas por, supongo, un unicornio vomitando arcoiris. Una era de chucherías, fruta, nata y salsa de cursi. La segunda entremezclaba sabores dulces con ácidos en una montaña de nata y sirope de fresa. Aunque fFue una experiencia que no volvería a repetir ni atado, los postres estaban muy buenos y no tan dulces como se podría imaginar.



Helados de máquina en... cualquier parte. Cada ciudad, cada pueblo de Japón tiene su sabor y una máquina de helado para servírtelo. Probamos de flor de cerezo, de té verde, de miso,... El que veis en la foto lo compramos en Arashiyama y es de dos sabores: el de arriba es tofu, o queso de soja, y el de abajo es boniato morado (murasaki imo). El boniato estaba delicioso pero el tofu, meh...



Momiji manjū en la isla de Miyajima. Los manjū son confites que sirven de acompañamiento al té. Están hechos de harina, harina de arroz y trigo sarraceno y acostumbran a estar rellenos, como no, de anko. Del mismo modo que cada lugar tiene su helado, también tienen sus dulces característicos, que destacan por tener una forma especial, sea de un monumento o de algún símbolo identificativo de la región.

Los momiji manjū (momiji quiere decir hoja de arce) son típicos de la isla de Miyajima, en la costa de Hirosima. El relleno típico es la mermelada de mandarina pero también los había de chocolate, de castaña, de natillas,... Bueno, los probamos todos. El sabor era muy sutil, hasta soso, pero agradable.



Pepito de matcha y shortcake de fresa en Osaka. Aunque los haya puesto los últimos, los primeros dulces que probamos nos los jincamos el segundo día en Osaka. Fue en una pastelería de la ciclópea y laberíntica estación. No hace falta decir que no la volvimos a encontrar. Tere se pidió un pepito de té verde.  El matcha está por todas partes pese a su sabor seco, áspero, espartano. A mí no me enloquece pero, para los amantes del soylent green, este país es vuestro paraíso.

Cumplí mi deseo de probar el pastel que conocía como ichigo por los dibujos animado. En realidad, el nombre es shortcake y es una receta importada de los anglosajones que los nipones han adaptado utilizando bizcocho como base. Es completamente blanco y lleva varias capas de nata y fresas (cuya traducción en japonés es ichigo). Se vende en porciones coronadas con un fresón cada una y está delicioso. Ya me veis la cara de placer.


Croqueta y Empanadilla de Ana Oncina


Este mayo salió un nuevo tebeo de Croqueta y Empanadilla con toda su cuquez y chistes de pareja, y estoy flipando. Acabo de darme cuenta de que los publica La Cúpula, la editorial por excelencia del cómic underground en España. Y también caigo ahora (porque lo había olvidado) en que Aquel verano de Mariko y Jillian Tamaki ha sido traducido por ellos.

Apuntado esto, Croqueta y Empanadilla son la típica pareja urbanita de clase media sin hijos entre los veintialgo y los treinta y pico, con sus pijeríos y sus monadas. Poco más puedo criticar tras lo muy reflejado que me he visto. Las gracias son flechas señalando las manías cotidianas, los choques de la convivencia y los tópicos entre hombres y mujeres.

El estilo de dibujo es divertido y el coloreado, agradable. Es un buen regalo con el que quedar bien (a no ser que se trate de un décimo aniversario de boda, ojo). Es un libro de 14x20cm con 130 páginas por 12,50€. Contiene chistes de una a cuatro páginas y la sonrisa está asegurada.

Momos, restaurante asiático en Barcelona

Martínez de la Rosa, 71

Hace tiempo que fui y olvidé escribir la reseña. Ahora que revisito su página web y Facebook parece que han cambiado el nombre por el de Kuai Momos, a no ser que hayan abierto otro local. Veo que en la carta faltan platos que probamos como el pollo con sésamo o el pastelito de mochi.

El local, aunque tiene dos plantas, es pequeño y se llena en seguida. Es aconsejable reservar antes por teléfono. Pese a que tardaron un poco tras darnos la mesa, luego llegaron todos los platos seguidos, lo cual es de agradecer dada la mala costumbre de muchos restaurantes de ir trayendo los platos de uno en uno, quedando un comensal de brazos cruzados mirando como el resto zampan o, por el contrario, obligando al resto a esperar mientras la comida se enfría.

Cenamos unos dumpling de setas, una ensalada camboyana (con pepino, lima, cacahuete, ajo y vinagre), un bol de sopa Bihonke (con pollo, chicharrones, vegetales, fideos de arroz y especias), pollo satay indonesio (que son brochetas marinadas cubiertas de salsa de cacahuete) y pollo rebozado de sésamo negro. Bebimos agua y una cerveza Singa. Todo nos gustó, no despreciamos nada. Recuerdo que quedamos muy llenos y que, por gula, me pedí el mochi sin hambre.

Es un restaurante asiático auténtico en el sentido de que no es un chino con sushi japonés mal hecho. Tiene platos de Camboya, Tailandia, Indonesia, Singapur, Japón o China. Hablamos con el dueño y es un tipo joven enamorado de Asia que se ha recorrido el contienete de pe a pa.

Cuando fuimos tenían unas tarjetas-regalo con las que podías pagarle a tus amigos una cena en el restaurante. Su web está muy bien, con la información necesaria, desde las indicaciones de cómo llegar a la carta detallada.

Teléfono: 93 218 53 27
Horario: Sólo cenas. De lunes a miércoles 20:00-23:30. De jueves a sábado 20:00-24:00. El domingo está cerrado.
Web: http://www.momosbcn.com/index.html
Facebook: https://www.facebook.com/momos.barcelona

Fanta Mezzo, coca-cola y fanta unidas por fin


¿Os acordáis cuando erais críos y hacíais aquel mejunje de los bautizos y bodas con la coca-cola y la fanta (y las patatas chips y las colillas)? The Coca-Cola Company ha decidido enlatarlo y comercializarlo. Me ha gustado mucho: tiene su toque de Fanta de naranja y su toque de Coca-Cola. Recuerdo que cuando lo mezclaba de pequeño notaba la naranja ligeramente ácida pero los expertos en refrescos han solucionado el inconveniente. Combina perfectamente. Ahora sólo queda discutir si, en realidad, es una Fanta con toque de cola o una Coca-Cola con toque de Fanta.

Pioneros del cómic: Monsieur Cryptograme y otras historias


Este segundo volumen, después del primero dedicado exclusivamente a Töpffer, Historias en imágenes: Monsieur Crépin. Monsieur Pencil (El Nadir, 2012), viene a completar el cuadro de los padres fundadores del noveno arte, tema controvertido dadas las divergencias existentes.

Los estadounidenses atribuyen la génesis a Richard F. Outcault (1863-1928) y su tira Hogan's Alley (1895-1898), más conocida por su personaje The Yellow Kid, porque fue el primero en utilizar bocadillos o globos para los diálogos. Tampoco hay que olvidar que su tira y las que la sucedieron fueron un auténtico incentivo de ventas para los diarios de finales del XIX y principios del XX, popularizando enormemente el cómic.

Sin embargo, el ginebrino Rodolphe Töpffer (1799-1846) fue el primero en utilizar secuencias de imágenes con paratextos para narrar historias, además de escribir libros teóricos al respecto. Töpffer bebía mucho de las "hojas volantes" del británico William Hogarth (1697-1764) donde también se satirizaban las costumbres populares. El éxito del suizo en Europa llevó a que aparecieran plagios e imitadores.

Si el volumen dedicado a Töpffer me pareció tronchante, de una mala leche admirable, Pioneros del cómic me ha resultado aburrido. La historia que aparece de Töpffer, Monsieur Cryptograme, lleva su nombre en el guión pero no en el dibujo, a manos de Charles Amédée, más conocido por el seudónimo de Cham. No sé cuánto se cambió del guión ni si hubo modificación alguna respecto al original pero se me hizo pesada.

Junto a esta, se agrupan Impresiones de viaje de Monsieur Boniface de Cham, Los trabajo de Hércules de Doré (sí, el gran Gustave Doré, aquí no tan espléndido) y tres de Léonce Petit: La leyenda del vendedor de cerdos, Una epidemia de salud y Las tribulaciones del hermano Fructueux. Ninguna me enganchó tanto como las del primer libro, que recomiendo encarecidamente, no sólo por su importancia histórica sino por las carcajadas que regala.

Es de agradecer el esfuerzo de la editorial El Nadir por sacar al mercado estas dos buenas ediciones de, seguramente, beneficios exiguos. Ambos libros contienen dos excelentes prólogos a cargo de David Kunzle (1936), eminente historiador de arte especializado en el cómic anterior al siglo XX.


Jizō, el misterio de las piedras vestidas de Japón

Jizō en Kiyomizu-dera, el templo del agua pura

Durante el viaje por Japón, nos encontramos varias veces con piedras o estatuas de bodhisattvas (deidades budistas) que llevaban una especie de delantal rojo y, a veces, hasta gorros de lana puestos. Aunque nos preguntamos varias veces por su significado, no fue hasta la vuelta que lo googleamos. Encontré la respuesta en el blog de José Miguel Redondo, alias Sele, donde queda explicado parcialmente y viene ilustrado con fotos mucho mejores que las mías.

Se trata de una historia triste. Los bebés nonatos o fallecidos prematuramente van a parar a la orilla del Sanzu (cuyos ideogramas son 三途川, es decir, "río de los Tres Cruces"). Igual que el río Estigia en la mitología griega, el Sanzu es el paso hacia el más allá. La orilla donde caen las criaturas es conocida como Sai no Kawara (賽の河原, cuyo significado he leído que es "orilla del inframundo", pero que también podría ser "orilla de la ofrenda o el sacrificio").

Al no haber podido realizar buenas acciones en vida, las criaturas no pueden cruzar y sus almas son martirizadas por demonios. Shouzuka no Baba, también conocida como Sanzu no Baba (三途の婆, "la vieja del Sanzu") o Datsueba (脱衣婆, "la vieja que desviste"), les arranca la ropa a los niños, dejándolos desnudos. Luego, los convence de que si reúnen piedras suficientes podrán construir una escalera que los conduzca al Paraíso.

Jizō en el Parque de Nara

Sin embargo, se trata de una tarea sisífica que se deshace nada más caer la noche, cuando vienen los demonios y destrozan las pilas de rocas. Jizō o Jizou es una deidad budista que cuida de estos inocentes condenados, protegiéndolos de los malos espíritus y ayudándolos a cruzar el río escondidos dentro de sus mangas. Los padres colocan gorros y baberos de punto a las estatuas de Jizō para pedir clemencia por sus hijos fallecidos.

Al igual que la tarea de juntar las piedras, hacer punto es una labor que implica constancia y esfuerzo, y suma méritos de cara a alcanzar la compasión de Buda. Aunque pueden ser de otro color, el rojo ha sido utilizado tradicionalmente para espantar a los demonios y la enfermedad. Las prendas de ropa son la petición de protección a la deidad para que dé abrigo a la desnudez (indefensión, desamparo) de sus hijos.

Siempre recordaré una cita de A dos metros bajo tierra que me estremeció. Durante una velada, Brenda suelta el siguiente pensamiento horrible, perfecto para arruinar cualquier fiesta: "¿Os habéis dado cuenta de una cosa? Si pierdes a tu cónyuge, te conviertes en viuda o viudo. Si eres un niño y pierdes a tus padres, entonces eres un huérfano. ¿Pero cómo llamamos a los padres que han perdido un hijo? No existe palabra para algo tan horrible"1.

Jizō en el Camino de los Filósofos (Tetsugaku-no-michi), Kyoto

Fuentes:
_______
1 Traduzco y parafraseo la cita original intentando recordar el doblaje español. "You know what I find interesting? If you lose a spouse, you're called a widow, or a widower. If you're a child and you lose your parents, then you're an orphan. But what's the word to describe a parent who loses a child? I guess that's just too fucking awful to even have a name", Brenda You-must-be-fun-at-parties Chenowith.

Destapa't Sabadell 2015: Rubión, Toc al 2, la Tete y Hotel Urpí


Este cuarto Destapa't Sabadell, el concurso de tapas patrocinado por Estrella Damm, lo empezamos con ganas pero nos desinflamos. Terminará hoy 21 de junio y sólo hemos hecho con los de hoy nueve locales. Nuestra segunda incursión constó de cuatro locales del centro. Hubo un quinto pero se había quedado sin existencias cuando llegamos. Han sido, pues, por orden de ruta:


Rubión. El tártaro de fuet con tomate y rúcula se sirve, obviamente, frío. Al principio pensé que sería una rebanada de pan con tomate y longaniza pero no. Nos resultó muy sabroso y suave. Pedimos agua en lugar de cerveza y nos sirvieron dos botellas de cristal. Calité.


El Toc al 2. Como siempre, tiraron de butifarra del perol, su especialidad. A la carne, añadieron cebolla y queso sobre una rebanada de pan de coca. La cebolla conjuntaba bien pero el queso no quedaba demasiado acertado. Igualmente, pasó muy bien de esófago para abajo.


La Tete. El mítico local de La Tete, resucitado tras su cierre, hizo una canastilla de humus con jamón ibérico, zanahoria, cebollino, oliva negra, sésamo y pimentón. Fue una tapa ligera donde todos los ingredientes casaban a la perfección y ninguno predominaba por encima del resto.

Hotel Urpí. Nuevamente, el sempiterno Urpí volvió a ofrecer la tapa más copiosa. No era una rebanada que pudieras sostener con dos dedos. El taco de lomo ibérico con verduritas y salsa necesitaba que te ayudaras con la otra mano. Desgraciadamente, las verduras no sabían a nada y la salsa mediterránea, como se refieren ellos, lo cubría todo con un gusto indefinido.

Tormenta y Desesperanza de Lucie Durbiano


He estado mirando reseñas que ponían muy bien esta obra: que si jugar con lo que espera el lector, que si mezcla de géneros,... Es cierto que Tormenta y Desesperanza empieza como si fuera un relato de aprendizaje o de formación, un bildungscomic, para acabar siendo una aventura de fantasmas pero, más allá de eso, el resultado es insatisfactorio en exceso.

El inicio de silce of life veraniego de estas dos adolescentes con nombres estrambóticos (los dos que aparecen en el título) me recordó, salvando las distancias, a Aquel verano de Jillian y Mariko Tamaki. A diferencia de Tamaki, la historietista francesa Lucie Durbiano utiliza un estilo naif que evoca las ilustraciones de cuentos infantiles o del gran Sfar (pero Durbiano queda a años luz de éste). Su dibujo me parece malo, sin encanto alguno.

La mezcla de géneros queda en pastiche. La autora escribe lo que le da la gana pero ni su creatividad es desbordante ni la trama coherente y, menos aún, de interés alguno. Hay creadores que lo hacen y, pese a su apariencia improvisada, existe un trabajo y una formación enormes. Si Durbiano lo tiene o no es algo que no parece demostrarse con este cómic.

El nadador en el mar secreto de William Kotzwinkle


Leí una crítica que se refería a este libro como "una obra maestra del relato corto". Cuando fui a comprármelo en Sant Jordi, el único ejemplar que encontré entre la marabunta de compradores ansiosos estaba muy estropeado. Pese a la buena edición de Nayona, 11,50€ por un libro de noventa páginas con las tapas rotas no era un buen negocio.

Así que lo dejé pasar y, días después, en una librería de segunda mano, ¡sorpresa!, lo encontré por tres euros. Fue una alegría pero, también, una mala señal. ¿Si realmente se trataba de una obra maestra de publicación tan reciente (apenas seis meses), por qué se habían desembarazado de él? ¿Dónde estaba la trampa?

El nadador en el mar secreto es un libro del ecléctico escritor estaounidense William Kotzwinkle, guionista de televisión y autor de libros infantiles y de ciencia-ficción. Fue publicado en 1975 pero fue en 2012 cuando el público empezó a demandarlo. ¿Por qué? Por lo visto, Ian McEwan lo había elogiado en su novela Operación dulce (Sweet Tooth), estrenada ese mismo año.

El relato va directo al corazón de cualquiera. Describe un parto desde el punto de vista del marido y es el reflejo de la experiencia de Kotzwinkle con su primer hijo. Usa un lenguaje poético pero la sintaxis es clara y concisa. No es complicado de leer y se devora de una sentada. Tras acabármelo, reconozco que no entiendo por qué es considerado una pieza maestra.

No he apreciado recursos literarios que me llamen la atención, ni un lenguaje en apariencia elaborado en exceso, ni un ritmo en la narración que me fascine. Puede que el crítico que escribió aquella reseña pasara por una situación similar o puede que yo no le llegue a la suela de los zapatos. Desde mi punto de vista, es un buen relato breve pero nada más.

Loremar, restaurante de pescado y marisco en Sabadell

Lluis Carreras 13-17, Sabadell

De nombre tan choni como marítimo, Loremar se ha convertido en uno de mis restaurantes preferidos en Sabadell. Tal vez el local tenga un aire antiguo pero ya hay demasiados sitios donde el diseño prima por encima de lo esencial. Aquí el servicio es excelente y los platos, exquisitos. Cuando elogio el servicio es porque sus camareros son profesionales atentos, rápidos y eficientes, no porque sean simpáticos. Son correctos.

Debo confesar que no soy aficionado al pescado pero aquí he probado unos buñuelos de bacalao deliciosos, una sopa de pescado que me ha obnubilado y un rape con gambas para el que tendría que soltar un sincero exabrupto para alcanzar a describir cuánto he llegado a disfrutarlo. Otro día probamos un menú de paella con el que uno comía hasta hartarse. Los postres rematan con nota la faena.

La primera vez que fuimos fue gracias al concurso de tapas Destapa't Sabadell y la experiencia no fue buena, aunque sí la comida. La segunda fue un chasco porque se había quedado sin. Como el ser humano es un animal que tropieza dos veces en la misma piedra, fui a estamparme feliz por tercera vez. Creo que el problema del mal trato es que muchos restaurantes se apuntan al reto de las tapas esperando sacar beneficios (que no los da) y no publicidad (que sí la da).

La comida en pareja salió a 30€ por cabeza, incluyendo los buñuelos de bacalao, el rape con gambas, el suquet de peix, postre de helado de vainilla con zumo de mandarina, dos aguas, cortado y pan (lo cobran)1. La siguiente vez fuimos en grupo y pedimos el menú de paella, que incluía, aparte del plato principal, un surtido de tapas, agua, vino, pan y postre, que más o menos acabó saliendo por el mismo precio.

Horario. Mediodía, 13:00-16:00, todos los días. Noche, 20:00-24:00, de lunes a sábado. Domingo noche, cerrado.
Teléfono: 937 179 146
Página web: http://www.restaurantloremar.com/
____
1 Precios sin IVA: Buñuelos (5,86€), rape con gambas (19,50€), suquet de peix (14,91€), dos aguas de medio litro (4€), cortado (1,45€), pan (0,90€). IVA 10%: 5,42€. Total: 59,58€.

Jurassic World


Jurassic World se une a Mad Max, Star Wars y toda la retahíla de pelis que recuperan sagas míticas y rentables en beneficios. No iba a verla porque en el tráiler pintaba muy mal pero, al final, por insistencia de mi pareja, fui y confieso que no estuvo nada mal.

Es una peli de acción clásica, con el héroe, la chica, los niños espabilados y repelentes, la historia de amor y el malo final. El guión tiene la coherencia esperable. No va de obra profunda ni tonterías. Es entretenimiento para toda la familia sin mayores ínfulas.

Hace muchos guiños a la saga original, mucho más de los que podré haber captado porque no soy seguidor. Mi pareja es fan y la ha disfrutado mucho. Los dinosaurios no se ven tan falsos como el CGI de los avances hacía esperar.

Chris Pratt es un actor que me gusta y que aquí vuelve a meterse en la piel del héroe con su toque irónico. No es Star-Lord, no hace de payaso, es serio y machote, pero se aprecia su vis cómica en ciertos "posados heroicos" que te alegran el día.

Hay un momento en que le meten un corte inesperado a cierto personaje que produce desconcierto, incomodidad y risas a partes iguales. Te deja planchado. La resolución es una locura donde los fans reciben todo lo que pudieran desear.

Me gusta cómo han solventado el problema de la apariencia reptiliana de los dinosaurios, que contradice los nuevos descubrimientos (plumas, etcétera). Resuelve la papeleta con mayor acierto que aquellos midiclorianos que otorgaban la Fuerza a Luke y compañía.

Otras críticas bastante menos positivas y mucho más biliosas las podéis leer en este blog:
http://palaeos-blog.blogspot.com.es/2014/11/pecados-de-jurassic-world.html
http://palaeos-blog.blogspot.com.es/2015/05/volvamos-en-el-tiempo.html

Snacks de patata y nachos en Japón

Patatas con sabor a pollo con mantequilla y ajo. Realmente, sabían a lo que se ve en la foto: pollo con mantequilla y ajo quemado. Irrepetibles (es decir, nunca volvería a repetir).

Patatas con sabor a pasta a la carbonara. No me recordaba al plato. Era una especie de regusto lácteo donde habían escatimado el sabor del bacon.

Patatas con sabor a pollo del Kentucky Fried Chicken. Espectaculares, me encantaron, y sólo las encontramos dos veces en todo el viaje. Una vez fue en una tienda de la ciclópea estación de Osaka, que no volvimos a encontrar jamás. La segunda fue en el ryokan de la isla de Miyajima. Íbamos apurados y decidimos no cogerlas porque "ya las compraremos en otro sitio". ¡Mentira! No se debe dejar pasar la oportunidad de comprar el maná de los dioses.

Patatas con ciruela granulada. Si tomas una patata, bien, gusto curioso, es bueno probarlo todo en esta vida. Si tomas muchas a la vez, catástrofe, super ácidas, no te metas en la boca cualquier cosa que encuentres en la calle. Te terminas las bolsa por adicción.

Nachos con aceite de oliva y finas hierbas. Es un aperitivo bastante soso pero los nachos tienen el tamaño ideal, mucho más pequeños que aquí, para zampárselos de un bocado.

Nachos con queso y aguacate. Mucho mejores que los anteriores, más sabrosos y adictivos. También tienen un tamaño menor que los nachos de aquí.

Patatas a la mantequilla. Una idea simple con un buen resultado. No creo que fuera difícil importarlas aquí. Si ya tenemos palomitas y gusanitos con mantequilla, ¿cómo es que todavía no tenemos las patatas?

Destapa't Sabadell 2015: Andana, Sandvitxeria, Zete, Renaissance y La Tasca

Los locales están en el centro de Sabadell
Ya tenemos de nuevo el cuarto Destapa't Sabadell, el concurso de tapas patrocinado por Estrella Damm que se está extendiendo por todos los municipios (hace unas semanas disfrutamos el de Sant Cugat).

La edición de 2015 empezó esta semana y terminará el 21 de junio. Nuestra primera incursión fue una breve ruta por cinco locales del centro. Han sido, por orden de ruta:


Andana. El huevo de codorniz con foie estaba muy bueno. No acostumbra a gustarme el dulzor del Pedro Ximénez pero estaba puesto en una cantidad justa y perfecta. Hasta las patatas chips estaban ricas.


La Sandvitxeria. Para mí este ha sido el mejor y eso que no me gusta el bacalao. La salsa de almendra con el pescado queda espectacular. Las patatas de boniato estaban muy crujientes, en absoluto reblandecidas.


Zete Centre. Es original y llama la atención pero el color azul del pan no oculta ningún sabor sorprendente, es sólo tinte. La hamburguesa, eso sí, estaba muy bien hecha. La mía tenía la cantidad ideal de queso de cabra pero la de mi pareja llevaba demasiado y ocultaba el resto de sabores. Apunto que si en vez de la cerveza se quiere una clara, cobran 30 céntimos extra; es decir, 2,80€ en lugar de 2,50€.


Renaissance. Como todos los años, Renaissance destaca por su creatividad. Este puro de cola de buey con ceniza de sésamo negro esa una idea divertida y sabrosa. Aunque no se ve en la foto, le echan la salsa del estofado de buey por encima.


La Tasca d'en Pep. Esta hamburguesa de conejo con huevo de codorniz me encantó. El puerro frito con su aceite también estaba muy sabroso. Lo rebañé con los dedos.

Mi orden de preferencia sería: La sandvitxeria, La Tasca, Andana, Renaissance y Zeté.

Más información (mapa, locales que participan, etcétera) en: http://www.gastronosfera.com/es/rutas-y-jornadas/destapat-sabadell

En la vida real de Cory Doctorow y Jen Wang


En la vida real es un cómic juvenil que aborda el tema de los videojuegos online y la confianza en uno mismo. Es una historia bonita, optimista y con una inesperada defensa de los derechos laborales que, en absoluto, esperaba encontrar en un cómic estadounidense. (Luego, he descubierto que Cory Doctorow no sólo no es canadiense sino que es un hombre; no sé por qué creía que era un nombre de mujer).

Amanda es una chica preadolescente que entra en el mundo de los juegos de rol online para hacer amigos. En el mundo virtual conocerá a Raymond, un joven chino de su misma edad que trabaja de granjero en condiciones pésimas. "Granjero", en este caso, es el término utilizado en el mundo de los videojuegos para referirse a las personas que se dedican a subir de nivel a personajes u objetos para luego venderlos a otros jugadores.

Esta es la primera incursión de la editorial Roca a través de Sapristi cómic, su rama enfocada al noveno arte. El dibujo de Jen Wang es precioso, con un color no menos agradable. Tiene un estilo muy cartoon o caricaturesco que evoca los dibujos animados, resultando muy atractivo. La historia es demasiado ingenua para que resulte creíble a los más mayores pero, igualmente, es un buen relato para inspirar a los más jóvenes.

El capote de Nikolái Gógol (Nórdica Libros)


Gógol fue el padre y la madre de ese maravilloso novelón inconcluso titulado Almas muertas. El mismo año de su publicación, 1842, vio la luz también el cuento El capote, ahora traducido y publicado por Nórdica Libros. En las pocas páginas del relato, menos de un centenar, vuelve a plasmar la cruel realidad de la sociedad de su tiempo. Akaki Akákievich, un funcionario de exiguo salario y más reducida vida social, se ve obligado por la necesidad a comprar un nuevo abrigo mientras el frío implacable arrecia en la inmisericorde ciudad de San Petersburgo.

Algo que pudiera ser aburrido en manos de escritores realistas de cualquier otro país, en manos de un autor ruso adquiere una profundidad moral sincera, dolorosa y bella. Si el espejo de Stendhal reflejaba el camino, el espejo ruso descubre nuestra alma. Aunque no llega a desarrollarse en todo su esplendor debido a su brevedad, Gógol consigue, aun siendo expeditivo, retratar personajes y situaciones conmovedores. No olvida el humor. Aquí los amos siguen pegando a sus sirvientes y las enérgicas esposas, a los amos. Sigue habiendo borracheras y sigue habiendo chistes que dejan por los suelos a la eficiente patria alemana.

Es una lectura de menos de una hora, agradable y que no deja indiferente. De haber tenido una mayor extensión, podría haberse detenido en ciertos momentos estremecedores que cruzan frente a nuestros ojos como una estrella fugaz. Queremos retenerlos pero el decorado de la siguiente escena ya está entrando. Y, sin embargo, ahí se puede apreciar el genio; cómo, en unas pocas frases, asesta una estocada certera a nuestra compasión. Tiene un final extraño porque se adentra en el terreno de lo aparentemente fantástico pero resuelve bien.

La maquetación de la edición digital de Nórdica es impecable. Temía que, siendo un texto con ilustraciones, hubiera descuadres o saltos de más. Nada de eso. Ni siquiera hay erratas. La narración y los dibujos a lápiz de Noemí Villamuza se intercalan de manera fluida, con una buena resolución y peso. Lo he probado tanto en Kindle y Kindle Paperwhite como en Tablet LG y carga de maravilla. Caurina, el estudio alicantino de diseño gráfico encargado de trasladar a formato digital la edición en papel original, puede estar más que satisfecho con la labor realizada.

No hay que olvidar el pilar principal y diferenciador de Nórdica, que son las ilustraciones. No voy a mentir. Noemí Villamuza no me parece buena trazando edificios y, por eso, no entiendo que aparezcan tantos retratados. Me dijeron una vez que las ilustraciones de un libro no deben copiar lo que dice el texto sino hacerse eco de lo que intenta expresar, del sentimiento o la sensación que construye. En El Capote, hay escenas demasiado literales. Pero, luego, Villamuza deja volar la imaginación y ahí acierta de pleno.

Le edición digital que compré es la de Seebook, que viene en PDF, EPUB y MOBI. En el PDF viene la maquetación del libro en papel a cargo de Diego Moreno. La atenta corrección del texto en todos los casos corre a cargo de Ana Mª Patrón. El precio es de 7,49€.

Brisac, restaurante de cocina de autor en Sabadell [CERRADO]

Estació 40, Sabadell

Versión breve

Es un local que, en su página web, afirma: "Cuina d'autor, mediterrània, saludable i gustosa".

Versión extendida

Hace un año estuvimos en el Brisac y no había estado del todo mal la experiencia. Es un restaurante caro pero en el que ofrecen menús asequibles. Aquella vez pedimos un menú de tapas. La presentación de cada bocado era original y el sabor, correcto. Recientemente, hemos vuelto a ir para probar el menú de mediodía, que cuesta 15,60€. Por el precio, uno espera algo con nivel pero nos encontramos con un desnivel que conducía a un precipicio lleno de zarzas y puntiagudas estrellas Michelin.

También se espera una sonrisa. Creo que la única comisura levantada fue la del recepcionista al entrar. Fuimos los primeros porque habíamos llegado demasiado temprano, a la una y media. Cuando nos sentamos, todavía estaban regulando el hilo musical que, muy acertadamente, aglutinaba los grandes éxitos del pop a un volumen suficientemente audible. Nos sentaron en una mesa junto a la pared donde pudimos entretenernos contando los desconchones del bonito edificio histórico mientras esperábamos.

Estas pequeñas imperfecciones quedaban disimuladas bajo una colección de cuadros horripilantes que me recordaron a unos de Pablo Picasso cuya estética nunca he llegado a apreciar debido a mi falta de formación en la materia. Cuando todavía estábamos intentando discernir a qué corriente pictórica pertenecían, cubismo o containerismo, llegó el camarero cuyo impasibilidad se confundía entre la más estricta formalidad y el asco más rancio. Antes del menú, nos ofreció unas deliciosas olivas y un cóctel en copa de champán similar a un granizado de limoncello.

De primero pedimos un plato de pasta con salsa de foie y otro de salmorejo con jamón. La pasta era una especie de rigatoni gigante con sabor a Super Aspitos: no sé si los conocéis, son ese snack de aperitivo compuesto por dos bastones gigantes de maíz muy ricos. El salmorejo, por su parte, no destacaba por la riqueza y frescura de sus sabores sino por el toque fuerte y áspero del aceite con el que lo había regado. El jamón que habían puesto por encima era crudo y a tacos, similar al que viene en los paquetes de Hacendado.

De segundo pedimos pollo con salsa de gambas y salmón al vapor. El pescado tal vez estaba hecho al vapor aunque, por alguna razón, habían decidido servirlo en un plato hondo nadando en una balsa oleosa como si se tratase de un pececito en plena ría durante la tragedia del Prestige. El pollo con gambas estaba saladísimo y sólo era posible distinguir los crustáceos del ave por la forma. No pude evitar acordarme de aquella escena de la película Blackthorn donde Noriega huye de sus asesinos a través del majestuoso desierto de Uyuni: demasiada sal para tan escaso talento.

De postre tomamos un brownie con chocolate blanco y piña con zumo de lima. La piña estaba troceada a triángulitos como en la frutería de los chinos de la calle Tres Creus pero aderezada con un chorrito de limón. Si bien la de los chinos es más dulzona porque está muy madura y no le sentaría mal, la del Brisac era más ácida que el propio limón. La presentación también era sosa, todo lo contrario que el pollo. Podían haberle puesto unas hojitas de menta tal como habían hecho con el resto de platos, decorados con una hierba semejante a un trébol diminuto pero sin el componente de la suerte.

El encuentro con el pastel fue curioso porque parecía un bizcocho reseco. He probado tartas de Santiago más jugosas. Sin ánimo de ofenderm confieso que es el primer brownie que veo que no es oscuro, que no parece tener chocolate. El sabor, evidentemente, confirmó la ausencia de cacao. Mi pareja no dejaba de preguntarse: "¿Pero cómo se puede hacer mal un brownie?". El topping de perlas de Milkybar era lo único que destacaba en las papilas gustativas como un turista escandinavo en una playa de Benidorm en invierno.

Nos hubiéramos quejado pero el camarero nos ignoraba con mucho arte y no sonreía ni que lo colgaran de dos anzuelos. Esperábamos que el recepcionista nos preguntara qué tal había estado todo para largar nuestro malestar pero tuvo el detalle de ausentarse del mostrador nada más vernos, cediéndole el cobro al jovial camarero. Nos marchamos como unas castañuelas repiquetenado en la entrepierna. Por si a alguien le interesa, a pocos metros está el Duuo, que tiene sus cosas pero se come bien y sales con la novia bien borracha.

El árabe del futuro de Riad Sattouf


Pese a que El árabe del futuro de Riad Sattouf recibió el galardón a "Mejor obra" en el Festival de Angoulême este 2015, ha sido un chasco para mí. Salamandra Graphics ha publicado con mimo este cómic tal como hizo ya con el premio de 2014. Sin embargo, si con Come Prima me pude maravillar con el dibujo de Alfred, aquí no ha sucedido lo mismo.

Me ha molestado especialmente que este sea el primer volumen de tres, cosa que no se indica. A 19€ cada uno, te sale a casi 57€ la broma, sumando un total de cuatrocientas cincuenta páginas. Tras leerlo, da la impresión de que no es más que el prólogo. Cuando crees que lo vas a terminar, recibes la puñalada en forma de insatisfactorio y cliffhangueriano "Continuará".

La obra sigue los pasos del celebérrimo Persépolis de Marjane Satrapi o El juego de las golondrinas de de Zeina Abichared. Es también un cómic autobiográfico de calidad gráfica cuestionable acerca de la infancia del autor en un país de Oriente Próximo. Si Satrapi habla de Irán y Abichared, del Líbano, Sattouf lo hace de Siria.

El árabe del futuro me ha parecido una vivencia particular poco atractiva. Las autobiografías realmente valiosas son las que, en vez de mirarse el ombligo, buscan ser universales, encontrar qué trasciende de la experiencia individual para poder entender el cuadro general. No todo reside, claro, en tener vivencias excepcionales sino también en articular un buen relato.

En su primer tomo, la infancia de Sattouf no parece gran cosa ni, tal como está contada, que vaya a aportar demasiado. Me falta el desarrollo de la figura de la madre, una francesa de Bretaña. Apenas es visible su voz y da la impresión de que no tenga motivaciones en la vida. ¿Tal vez se explicará más adelante? Por lo pronto, sin ella, la historia queda coja.

El padre es la figura central, un sirio, único escolarizado de su familia por ser el menor, que conoce a la madre del protagonista mientras estudia en París. Su figura es interesante porque sus opiniones se muestran sin filtros. Es un hombre corriente que, pese a su licenciatura y su estancia en Europa, tiene ideas cerradas de fuerte sentimiento nacionalista.

Choca escucharle ciertos comentarios antisemitas o francófobos (y, junto a otras lindezas, uno se pregunta por qué la madre está con él) pero lo cierto es que son similares a los que se escuchan en muchas bocas de occidentales, no árabes. Digo esto para remarcar que ese desprecio tiene orígenes cultural e históricamente distintos, no que uno sea aceptable y el otro, no.

Todo avanza con parsimonia pero se aprecia una tensión creciente, cómo el entorno influye en el padre y cómo este va cambiando su forma de pensar. La madre también se ve afectada pero, como ya he dicho, su presencia es, en esta primera entrega, testimonial. Cuando parece que va a haber una explosión, vuelve la calma y nos asestan el "Continuará" en toda la mandíbula.

Puede que la histora sea mucho mejor de lo que estoy vertiendo aquí; que, reunidos los tres libros, uno pueda disfrutarla mucho más. Pero, por lo pronto, es un relajo cojo, con un ritmo malo, cuya trama no profundiza ni llega a ninguna parte. Realmente, no parece pensado para aparecer por entregas sino que la editorial lo ha cortado porque (Continuará)

Bebidas de aquí y de allí, ¿cambia el sabor en Japón?

Es curioso cómo, la misma bebida, es diferente de un país a otro. Las marcas se adaptan al paladar nacional. Ahí están el ejemplo de Cherry Coke y Coca-cola Cherry. En Japón, en comparación a España, los gustos de los refrescos son más suaves y los zumos se aprecian más artificiales.

Sabe igual que la importada pero, irónicamente, resulta mucho más cara, creo que debido a los impuestos japoneses

No me gustó porque es más suave y dulzona que la española, lo que es extraño si contamos que en Japón toda la repostería es menos dulce

Asquerosa, sabe a polvos Tang de naranja

Asqueroso, sabe a polvos Tang de limón
(No sabía si debía ponerlo porque sabe tan distinto y el diseño es tan diferente que dudo de si es el mismo producto realmente)

Dr Pepper, Mountain Dew y Sprite saben igual que aquí, aunque tampoco es que que estas tres bebidas sean habituales en España

Todos son cafés muy aguados y bastante dulces. Hasta yo, que odio el sabor, pude beberlo allí sin problema

El zumo de melocotón en España es más denso, más parecido a un puré, y su sabor, más acido. Tal vez dependa de la variedad de la fruta. En Japón es muy suave, con un sabor más diluido.