Encontré en el mercadillo de Els Encants de Barcelona las temporadas 1 y 2 de An Idiot Abroad por dos euros. Me he reído con Extras y con otras cosas de Gervais pero lo poco que había visto suyo con Karl Pilkington no me había entusiasmado. No pillaba las gracias.
Con An Idiot Abroad me ha pasado lo mismo al principio. Tampoco se puede decir que sea una hora de carcajadas. Pero, poco a poco, he ido pillándole la gracia hasta reírme con lágrimas en los ojos, literalmente.
Karl Pilkington es un tipo aburrido, estrecho de miras, negativo a más no poder. Es su forma de ser real, no es un personaje creado por Ricky Gervais y Stephen Merchant, aunque son ellos quienes lo han llevado a la popularidad.
En An Idioat Abroad, que es muy aconsejable ver en inglés por lo que he podido ver doblado en Discovery Max, tenemos el humor lleno de situaciones incomodísimas típico de Gervais pero también el punto de vista estrambótico e impredecible de Pilkington.
Gervais y Merchant disfrutan poniendo a este típico inglesito que no ha salido de su isla en contacto con otras culturas y ver el choque cultural. Estos encuentros se ven agravado por su intransigencia a lo nuevo y por las constantes trampas (putadas) que le preparan sus dos jefes.
Cada temporada consta de ocho episodios. En la primera, visita las siete maravillas del mundo y, en la segunda, intenta completar una lista de cosas que hacer antes de morir (tirarse en paracaídas, nadar con delfines, escalar una montaña).
En la tercera, pendiente de verla, Pilkington hace la ruta de Marco Polo, esta vez con Warwick Davis, el actor enano de Willow. Cuando Gervais le sugirió a Pilkington la idea de hacerlo en bicicleta con Warwick metido dentro de una cesta, su réplica fue: "O sea, que yo pedaleo todo el rato, ¿no?".
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