Manga Plus 2024: series en curso

Prosigo actualizando mis lecturas en Manga Plus después de tres años de uso. La plataforma en la que la editorial nipona Shūeisha publica sus series para todo el mundo. La lista de idiomas disponibles da buena cuenta de ello: inglés, español, francés, portugués, ruso, tailandés, indonesio y, ahora también, vietnamita.

El idioma principal de traducción sigue siendo el inglés, que ha pasado de 118 título en 2021 a 256 en la actualidad. El segundo todavía es el español, que ha pasado de 68 a 108. El siguiente sería el tailandés con 32, y el cuarto, el francés con 17. El ruso, que ocupaba el tercer puesto en cantidad de traducciones, ha sido relegado al quinto puesto.

En agosto de 2022 abrieron Manga Plus Creators, otra plataforma asociada en la que los usuarios pueden publicar sus propios cómics. Las diez obras más populares publicadas durante cada mes, son candidatas a los Monthly Awards que conceden los editores de la web. Las historias premiadas son, posteriormente, publicadas en Manga Plus.

Así, sumando series, han conseguido duplicar el catálogo de 2021. En inglés han lanzado ya planes de suscripción realmente baratos (entre 2 y 5 dólares mensuales) para poder leerlos sin anuncios. Y en enero de este año llegó a los 130 millones de visitas mensuales. Esperemos que el modelo funcione para poder seguir disfrutando de tantas historias y personajes.

A diferencia de la anterior entrada, aquí listaré las series que sigo y su publicación todavía no ha finalizado:

Series que leía en 2021:

  • Dandadan de Tatsu Yukinobu. La calidad del dibujo no ha desfallecido, cada semana sorprende. Las historia, por el contrario, si bien sigue siendo divertida y muy loca, no tengo claro cuál es el objetivo hacia el que se dirige. Progresa a base de añadir novedades (aliados, enemigos, poderes, maldiciones), sin dar explicaciones ni continuidad ni profundidad.
  • Esa gal de Hokkaido es demasiado linda de Ikada Kai. El apartado artístico, en mi opinión, ha empeorado. La trama que originó la serie se ha resuelto, y ahora no parece saber qué rumbo tomar. Contrasta el tono pacato e ingenuo de los protagonistas con las ilustraciones cada vez más subidas de tono.
  • Blue Box de Kōji Miura. A diferencia del cómic de Ikada Kai, este título ha sabido ir más haya del triángulo amoroso que le dio pie. La parte deportiva ha cobrado más peso, sin abandonar el conflicto amoroso. El estilo del autor ha evolucionado, pero es irregular. En un número te regala una splash page alucinante, en otro te garabatea una viñeta deplorable.
  • Dragon Ball Super, escrito por Akira Toriyama e ilustrado por Toyotarō. Desde el fallecimiento de Toriyama este pasado marzo, se ha pausado su serialización. En principio, hay intención de continuarla. La calidad sigue siendo la misma que en 2021. Es decir, siguen estrujando a la gallina de los huevos de oro sin demasiado talento.
  • One Piece (reedición) de Eichirō Oda. Ahora lo sigo leyendo en español, porque en inglés pasó al plan de pago. Están en el arco de Skypiea. Comparado con la serialización actual, el dibujo y los gags son una delicia.
  • One Piece de Eichirō Oda. Superados los 1000 capítulos, la saga de los piratas se acerca a su final. La calidad del arte sigue cayendo en picado, con capítulos entregados en borrador, mientras que la narración de los arcos es discontinua y confusa. La historia general, sin embargo, sigue sorprendiendo. Eventos o detalles insignificantes que presentó hace años o décadas se están conectando ahora. Sencillamente, impresionante.
  • Kaijuu Nº8 (antes, 8Kaijuu) de Matsumoto Naoya. Ha perdido el ritmo de sus inicios, donde la historia progresaba en cada número. Ahora tiene más momentos contemplativos, que dilatan la trama en exceso. Se alterna con miniseries de personajes secundarios que, irónicamente, han acabado siendo más interesantes que la serie principal.
  • JoJo's Bizarre Adventure. Stardust Crusaders de Hirohiko Araki. A punto de concluir, he conseguido no abandonarla. Pese a su guion sinsentido, me he vuelto fan del estilo y el humor ochentero de la serie. El entintado me encanta.
Series que empecé después de 2021:
  • At Summer's End de Takuya Nishio. Es estilo de este manga es lo último que esperarías encontrar en una revista de shōnen. Líneas sueltas y vaporosas, reflexiones que parecen haikus. Es una historia amarga de desamor, o de espera por el amor que no llega. Me parece preciosa. Hace falta ver si consigue mantener el nivel, o si sus lectores nos suicidamos antes de pena.
  • Blooming Love de Daichi Kawada. Otro manga de amor, esta vez entre un estudiante de arte que anhela ser pintor, y una joven artesana especializada en tambores japoneses (taiko). Es una lectura bonita y relajante, sin líos amorosos ni exageraciones. El dibujo es excelente.
  • Boruto: Two Blue Vortex. Después de la soporífera primera parte, Kishimoto ofrece un relato muy interesante en el que ha conseguido aunar el mundo de los ninja con la tecnología futurista que no consiguió despegar en Samurai 8. Boruto se ha convertido en un protagonista carismático, alejado del héroe luminoso que fue Naruto.
  • Chainsaw Man de Tatsuki Fujimoto. Junto a Jujutsu Kaisen o Sakamoto Days, es uno de los buques insignia de la nueva hornada, caracterizada por las altas dosis de violencia y sangre. En un mundo donde los demonios amenazan la vida de la humanidad, un joven en la más extrema pobreza pacta con uno de ellos por tal de poder seguir con vida. La alternancia entre momentos de calma y de acción extrema, las escenas casi poéticas combinadas con otra burdas y escatológicas, le dan un ritmo extraño pero adictivo.
  • Kagurabachi de Takeru Hokazono. Actualmente, esta serie está rompiendo internet. Llegó a tirar los servidores de Manga Plus. Las katanas mágicas son un aliciente, pero creo que su éxito reside, como en Chainsaw Man, en su narración a medio camino entre el cine de samuráis y el western. Me fascina cómo prepara y presenta los combates, en cómo los ejecuta. La sangre, por supuesto, gotea de cada viñeta.
  • Magilumiere Co. Ltd., escrita por Sekka Iwata e ilustrada por Yu Aoki. El planteamiento no puede soñar más anodino. ¿Y si al género de las chicas mágicas le añadiésemos burocracia? ¿Y si trabajaran para empresas y tuvieran que cumplir con la regulación estatal? Pero contra todo pronóstico, es un puzle soberbio. Dos facciones enfrentadas, lo que abogan por la desregulación y los que la defienden para evitar males mayores, buscan hundirse la una a la otra. Consigue que el lector vibre igual que nos emocionaba Death Note con sus deducciones kilométricas. A un buen guion se le suma un apartado artístico de diez con personajes muy carismáticos.
  • Rugby Rumble de Daisuke Miyata. Es el típico manga deportivo en el que un protagonista con unas aptitudes fuera de lo común lleva a la gloria un equipo que estaba afincado a la derrota. A diferencia de otros, tiene dos virtudes. La primera es un dibujo soberbio. La segunda es que no hay buenos ni malos. Se enfrentan en el campo, pero luego se van a comer juntos, en el más puro estilo del rugby. Carisma, humor, y victorias apoteósicas, ¿qué más se puede pedir?
  • RuriDragon de Masaoki Shindo. ¿Y si un día en mitad de clase escupes una bola de fuego? ¿Y si, entonces, tu madre te dice que tu padre ausente es, en realidad, un dragón? ¿Y si, en vez de lanzarte a la aventura en su búsqueda, tienes que asumir tu nueva condición con normalidad y seguir atendiendo al colegio? De esto trata esta serie, de aceptar tu condición y seguir adelante. La plumilla del autor derrocha talento en cada línea, y el guion rebosa humor y buen rollo.
  • Thermae Romae redux de Mari Yamazaki. La continuación de Thermae Romae, años después del final de aquella. Me está gustando, pero echo en falta las notas llenas de patetismo de su autora, una friki de los baños termales. Espero que tenga éxito para poder comprar los tomos recopilatorios.
  • You and I are Polar Opposites de Kocha Agasawa. Con el mismo buen rollo cuqui de Don't blush, Sekime-san!, pero con un estudiante modélico y una gal que se enamoran. Años atrás la hubiéramos calificado de buenrollera, y hoy en día de wholesome. Tiene personajes entrañables que plasman las inseguridades de todo adolescente, pero la serie se niega a ser pesimista. Cada capítulo es una nota positiva para encontrar soluciones y mejorar.

Manga Plus 2024: cancelaciones, reediciones y series finalizadas

A consecuencia del declive de las ventas de publicaciones en papel, Shūeisha, editorial de la famosa revista Shōnen Jump, abrió en 2019 el sitio web Manga Plus, donde publica sus series para todo el mundo. En 2021 escribí acerca de mis lecturas, y tres años después quiero actualizar el estado en el que se encuentra la revista online.

Desde entonces, el catálogo de series se ha duplicado, aunque cabe decir que parte de las que estrenan acaban siendo canceladas, siendo la más sonada la de Samurai 8: The Tale of Hachimaru de Masashi Kishimoto, autor de Naruto. Otras, en cambio, son series que tiempo atrás se publicaron y han vuelto a ver la luz en Manga Plus, como Astra de Kenta Shinohara.

La buena salud de la plataforma, disponible para web y aplicaciones móviles, llevó a la compañía a ofrecer en octubre de 2023 dos planes de suscripción para los títulos en inglés, permitiendo leer sin anuncios tanto las series en curso como las ya completadas. Estas últimas fueron retiradas de la versión gratuita, mientras que siguieron disponibles para el resto de lenguas.

Hecha la puesta al día, listaré las obras que leo o he leído desde la anterior entrada, y que han sido descontinuadas o concluidas. También incluyo las que he abandonado. A diferencia de tres años atrás, hay títulos que he dejado de lado porque soy incapaz de seguirle la pista a tantos estrenos.

Finalizadas:

Series que leía en 2021

  • Dr. Stone, escrito por Riichiro Inagaki y dibujado por Boichi. La fascinación que me producía ver a los personajes reconstruir la civilización obteniendo fuego o metal se transformó en aburrimiento cuando empezaron a crear vehículos o teléfonos móviles. Aunque leí los últimos capítulos, dejé de leerla mucho antes. En general, creo que es una buena serie.
  • Ayakashi Triangle de Kentarō Yabuki. El nivel de fanservice que alcanzó la convirtió en una lectura incómoda. Ya no había las tramas ni el humor del inicio, sino excusas para dibujar a las protagonistas en posturas más propias del hentai. Por el contrario, el final me gustó. Compararla con el clásico de Ranma sirve para apreciar cómo ha evolucionado la opinión de la sociedad respecto a la transexualidad.
  • Boruto: Naruto Next Generations, escrito por Masashi Kishimoto e ilustrado por Mikio Ikemoto. La pongo en finalizadas aunque la historia continúa, tras un salto temporal, con el nombre de Two Blue Vortex. Pese a las críticas merecidas por su lento y tedioso progreso, el giro argumental del final de esta primera parte es magnífico. No sólo es totalmente inesperado, sino que le da mayor profundidad al protagonista, convirtiéndose en un personaje mucho más interesante que Naruto.
Series que empecé después de 2021
  • Goodbye, Eri de Tatsuki Fujimoto. Este one-shot del autor de Chainsaw Man no me acabó de convencer. De hecho, apenas lo recuerdo. Look Back, publicado el verano anterior, me pareció mucho mejor.
  • Konoha Shinden: Steam Ninja Scrolls, adaptación de Natsuo Sai de la novela ligera de Sho Hinata. Es una historia de aprendizaje que amplía el universo de Naruto. Sigue a Mirai Sarutobi, hija del fallecido Asuma, en una misión con Kakashi y Guy. Es una lectura relajada, un poco sosa tal vez, pero agradable.
  • Sasuke Retsuden: The Uchiha Descendants and the Heavenly Stardust, adaptación de Shingo Kimura de otra novela de Jun Esaka. Es una historia romántica con mucha acción. Sasuke y Sakura llevan a cabo una misión juntos en la que todo empieza a complicarse. Las batallas están realmente bien, al igual que la parte de infiltración en la penitenciaria.
  • The Whorl Within the Spiral de Masashi Kishimoto. Dentro del proyecto de ampliar el universo de Naruto, su creador dibujo esta precuela acerca de los padres de Naruto: Minato Namikaze y Kushina Uzumaki. Al igual que la anterior, combina romance y acción. Me gusta cómo refuerza la figura de Kushina.

Abandonadas:

Series que leía en 2021

  • My Hero Academia de Kōhei Horikoshi. La historia se me hizo caótica, además de pesada. El dibujo, si bien no puede decir que bajara de calidad, siguió el mismo camino que el guion: se abarrotó de detalles innecesarios y se tornó confuso de leer.
Series que empecé después de 2021
  • Akane-banashi, escrita por Yuki Suenaga e ilustrada por Takamasa Moue. Este título es el claro ejemplo de que todo tiene cabida dentro del manga. Akane es una adolescente enamorada del rakugo, un género de monólogos humorísticos nacido en el s. XVI. Los autores son capaces de mantener el interés del lector durante los extensos monólogos gracias a la gesticulación y el lenguaje corporal de los personajes. Me encantaba, pero la abandoné porque no podía seguir tantas lecturas.
  • Show-ha Shoten!, escrita por Akinari Asakura e ilustrada por Takeshi Obata. Al igual que la anterior, la trama gira entorno a un estilo tradicional japonés de comedia. Dos jóvenes aspiran a hacerse un hueco en el mundo del manzai, basado en sketches dialogados. Comparte las mismas virtudes de Akane-banashi, y suma el excelente arte de Takeshi Obata. La aparté por la misma razón.
  • Black Clover de Yuki Tabata. También podría titularse "Exceso", o "Hipérbole". Acabó teniendo demasiado de todo: de poderes, de clímax, de absurdeces. Es como escuchar en bucle O Fortuna de Carmina Burana, vaciándolo de todo sentido.
  • Mashle de Hajime Kōmoto. Juntar One Punch-Man y Harry Potter en un mismo protagonista es divertido, pero el chiste se alargó más de la cuenta. Su lectura acabó resultándome repetitiva.
  • Witch Watch de Kenta Shinohara. Surgido de la mente y los lápices del autor de Astra, esta comedia romántica que mezcla fantasía con slice of life me pareció entretenida al principio. Luego, como Mashle, sentí que la trama no iba a ninguna parte y la dejé.
  • Samurai 8: The Tale of Hachimaru, escrita por Masashi Kishimoto e ilustrada por Akira Okubo. Intenté seguirla, pero la lógica detrás esta space opera de samuráis se me hizo incomprensible.

Canceladas:

Series que leía en 2021

  • High School Family: Kokosei Kazoku, de Ryo Nakama. Mi serie favorita bajó la persiana sin previo aviso. Si bien había empezado a flojear, y se habían añadido elementos del género de deportes, seguía haciéndome llorar de la risa.
  • Don't blush, Sekime-san! de Shigure Tokita. Acabó siendo cancelada. Me parecía muy adorable y divertida.
  • Dragon Ball (reedición) de Akira Toriyama. Más que cancelada, que es imposible porque terminó hace dos décadas, no tengo claro si han dejado de publicarla. Desde febrero que no salen capítulos ni en inglés ni en español.
Series que empecé después de 2021
  • Ayashimon, de Yuji Kaku. Me enamoró el dibujo y las batallas, además del submundo de yakuzas y yōkai en el que se ambienta. Le dieron carpetazo contres volúmenes publicados, y dejando la aventura a medias. Pese a todo, ha sido editado en España por Norma.
  • Doron Dororon de Gen Osuka. Con un título de sonoridad similar al de Dandadan, este manga de peleas ponía en un lado del ring a samuráis modernos y al otro a unos monstruos llamados mononoke. No era muy original, pero cumplía con las expectativas de acción y entretenimiento de un shōnen.
  • Super Smartphone, escrita por Hiroki Tomisawa e ilustrada por Kentaro Hidano. El dibujo malo, el título peor. Pero la trama detectivesca era impresionante, lo más cercano a Death Note que he leído. De repente, aparecen unos dispositivos del futuro capaces de acceder a casi cualquier información. Les han sido concedidos a individuos de lo más dispar sin aparente relación entre ellos. Unos lo utilizarán para hacer el bien, otros para cometer delitos. Empezará un juego del gato y del ratón entre ellos por hacerse con todos los dispositivos.

Cosmo en el espacio de Javi de Castro

Cosmo en el espacio es un tebeo dirigido al público infantil que perfectamente puede disfrutar un adulto. Escrito y dibujado por Javi de Castro, narra la historia de un niño que, durante las pruebas de una mochila-cohete, se ve expulsado al espacio. La narración explica su aventura para poder volver a su planeta. 

Explicado así, no parece que este cómic tenga nada de especial. La cosa cambia cuando se nos explica que se lee del derecho y del revés. Utilizando figuras reversibles, como la famosa ilusión óptica del pato y el conejo, el autor diseña las páginas de manera que sus viñetas expliquen una historia distinta dependiendo de si se miran en un sentido o en otro.

Por si eso no fuera suficiente, no son páginas independientes. Son 59 páginas que tienen una ilación lógica que funciona a la ida y a la vuelta. Es decir, la historia se empieza cogiendo el tomo del derecho, y cuando llegas a la última página, le das la vuelta al libro, lo pones bocabajo, y prosigues la historia, pasando de nuevo por las mismas páginas. 

Las mismas viñetas explican una historia distinta. Quien antes era un aliado, ahora es un enemigo distinto; donde había un sumidero, ahora hay un dragón. La técnica tiene sus contras, ya que hace que algunas viñetas sean confusas. Desde el punto de vista formal, en cambio, me parece un trabajo enorme que no se olvida de ser entretenido. No sé cuánto ha podido costar tejer este tebeo así, pero desde luego no habrá sido fácil. Chapeau.

Lírica y tragedia: Lampedusa de Maylis de Kerangal

Lampedusa, traducción libérrima del título À ce stade de la nuit de Maylis de Kerangal, es un texto breve, brevísimo, de contundente carga lírica. De noche, a raíz de la noticia del naufragio de una patera en  las costas de la isla italiana de Lampedusa, tragedia de 2013 que hace eco en mi memoria, se desata una reflexión de carácter más estética que ética.

No abandona la crítica moral ni política, pero esta se queda en apenas un puñetazo. La pura batalla es formal, es el discurso. Debería atacar el escrito por superficial, por diletante, por aprovechado, pero es tan admirablemente bello, está tan bien escrito (te arrastra a través de oraciones que parecen no acabar, que te dejan sin aliento), que me resulta imposible no juzgarlo como una lectura gozosa.

El monólogo interior nos acompaña desde de la Italia decimonónica de Il Gattopardo de Visconti a las songlines de los aborígenes australianos, desde la comodidad de su vivienda parisina viajamos a cualquier lugar del mundo en el que pueda soñar, sin trabas ni fronteras cerradas: el origen de los topónimos, la singularidad de las islas, la cartografía del mar.

No sin razón, ha habido quien ha tachado el libro de efectista. Todo el mundo queda embelesado por la bella tragedia, todo el mundo arrima el hombro cobarde para la foto porque todos queremos ser partícipes del desastre cuando no nos sobreviene, ni amenaza con hacerlo. Son pobres libaneses ahogados mientras no sean los inmigrantes que te "quitan el trabajo", que "se llevan todas las ayudas".

Es como un capítulo de Rayuela. Cortázar divaga caótico entre "alta cultura" y mate, embriagándote lo suficiente para no vislumbrar el terror subyacente que en su momento diste por bueno, que permitiste en nombre de la "excelencia" artística. Años después corroboras que Rocamadour desnudó la pretenciosidad inane de Oliveira, nos mostró la auténtica naturaleza del miserable del intelectual.

En este sentido, escritor argentino y autora francesa pueden recibir los mismos golpes acusadores. Puedo darles la espalda, pero no puedo dejar de pensar en ellos, en la potencia de su prosa, de lo que me hicieron sentir. Soy culpable, me ha encantado este libro.

En tándem: Pobres criaturas y Sólo nos queda bailar


Pobres criaturas (Poor Things, 2023)

Pobres criaturas me decepcionó. No era la hilarante aberración que esperaba. No es Canino, ni La favorita. Al igual que Langosta, le falta ironía y mala leche. Todo resulta demasiado evidente. Tengo la sensación de que los actores estadounidenses no son lo suficientemente cínicos para transmitir las retorcidas ideas de Lanthimos. La interpretación de Emma Stone no me pareció tan convincente como al jurado de los Oscar, y pienso que Angeliki Papoulia hubiera hecho mejor papel de niña autómata tarada. Lo más turbador del filme son los enfermizos planos del cielo, que parecen generados con IA.


Sólo nos queda bailar
(Da cven vicekvet, 2019)

Sólo nos queda bailar es una buena película que cuenta la misma historia sobre el despertar sexual que hemos visto ya en otros tantos contextos. Esta vez, el cineasta sueco Levon Akin elige el mundo de la danza georgiana, con escenas e interpretaciones maravillosas. La fuerza del baile es innegable, y el choque entre la exigencia marcial del profesor y los sentimientos de los personajes empujan al espectador a desear la misma libertad que el protagonista. La película tuvo fuertes protestas homófobas durante su proyección en los cines de Georgia, signo de que se hicieron las cosas bien.