Es asombrosa la capacidad de esta película de animación para crear situaciones sin sentido alguno. El guión reúne en un pastiche sin pies ni cabeza las islas de Hawaii, Elvis y extraterrestres con pinta de koala (que, digo yo, si tiene pinta de koala, ¿por qué no hicieron la historia en Australia donde la confusión es más comprensible, y no en un archipiélado del Pacífico donde de manera muy forzada lo confunden con un perro?).
Es una película tontísima de la que sólo salvaría el diseño de personajes, que me encanta. Es de 2002, época en que Disney tenía cada vez más claro que dependía de Pixar para seguir manteniéndose en lo más alto. Aunque, tras wikipediar un rato, he descubierto que este desastre en realidad les reportó bastante pasta, llegando a producir secuelas e incluso una serie.
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