Canvi d'agulles, edición dirigida por el filólogo Enric Gomà, es un libro divulgativo que reflexiona y argumenta acerca de las incoherencias o el desfase entre las normas ortográficas y gramáticales del catalán y el uso actual de la lengua, además de los problemas que surgen al encarar la cuestión. Han participado en él diversos articulistas, casi todos con formación filológica y de Barcelona pero con distintas profesiones como la lingüística, el periodismo o la escritura.
El estudio del catalán debe lidiar con la fuerte influencia del español. Pese a que algunos griten por los altavoces que el castellano está amenazado en Cataluña, lo más cercano a la realidad que me viene a la cabeza para describir la situación es aquella escena de Los Simpsons en que Homer, al ver cómo un pájaro está desparasitando con el pico a un elefante, alerta al guardia de la reserva de que el ave está matando al paquidermo.
Inevitablemente, si dos lenguas conviven (en un territorio y, aún más, en la cabeza de sus habitantes), se influyen. Esta tendencia natural es utilizada políticamente para fomentar la hispanofobia y la catalanofobia entre la ciudadanía cuando, más que las interferencias, el indicador de la buena salud de una lengua es su capacidad creativa. Y lo cierto es que el catalán la está perdiendo (o la ha perdido) frente a un rival en mucha mejor forma.
El libro no se centra en esta cuestión (por suerte, ya que una corriente victimista hubiera podido mandarlo todo al traste) pero es un tema ineludible, pues siempre está ahí y coacciona a los filólogos, como profesionales y como hablantes, a la hora de tomar decisiones sobre qué cambios introducir en la normativa y cuáles no, cuáles pertenecen propiamente al catalán y cuáles son interferencias superfluas.
Aunque entre los articulistas hay diferentes ideologías, más y menos afines al nacionalismo o al independentismo, lo esencial aquí es encajar correctamente las piezas del puzle. Si bien el léxico no presenta problema, en nada va a cambiar el catalán si decimos vaixell o barco, afecte o carinyo, la morfosintaxis es otro terreno bien distinto. Porque no importa con qué nombre nos refiramos a las piezas pero sí la forma y la colocación de las mismas para el funcionaiento del engranaje.
Sería ejempo de interferencia innecesaria el uso de quant, por influencia del castellano, en lugar de com en estructuras comparativas proporcionales (*quant més facis, més guanyaràs). También estarían en este grupo las construcciones con donar en lugar de fer como *donar una volta o *donar un petó frente a fer una volta o fer un petó, fenómeno que también se da a la inversa en el español de Cataluña: *hace el efecto de, *hacen una película en el cine,...
Irónicamente, al intentar suprimir interferencias del español, se ha llegado a meter la pata. La ultracorreción de palabras acabadas en -o como llamanto, plano o ninxo parió llamàntol, plànol o nínxol, formas que luego no se han podido eliminar debido a su éxito. De este modo, la filología catalana debe cribar entre el vocabulario y las estructuras adoptadas del español, considernado si realmente son necesarias, y las formas y modernizaciones propias del catalán.
Por si fuera poco, la filología catalana debe enfrentarse a las incongruencias sobre las que se edificó la normativa. Más interesado por la descripción de la derivación histórica que por su aspecto social, en una búsqueda de singularidad y la identidad nacional, Pompeu Fabra reintrodujo en el catalán moderno parte del sistema sintáctico de los siglos XIV y XV por tal de evitar la convergencia sintáctica con el castellano.
Pero lo introdujo a medias. Prescribió la supresión de la preposición de régimen verbal delante de completivas con que pero no ante interrogativas indirectas. Así, es incorrecto decir depèn *de que la maniobra surti bé pero es aceptable depèn de si la maniobra surt bé. La cosa se lía más si tenemos en cuenta los castellanismos... que no se usan en español. Ramon Solsona apunta algunos como colmado (ultramarinos), quinto (botellín) o al tanto (atento, ¡ojo!).
En el estudio de la lengua catalana queda un complicado camino. Este libro es una obra divulgativa para todos los públicos. Aunque parcial e incompleta, apenas unas pinceladas demasiado enfocadas en el dialecto central barcelonés, es un libro entretenido y muy interesante. Me lo he leído en un par de sentadas sin poder soltarlo. Hay algún artículo más técnico pero, en general, todos son accesibles, curiosos y muy didácticos.
Algunas cuestiones concretas que se tratan son:
- Reglas ortográficas en prefijos y compuestos
- El uso de la diéresis
- El lo abstractivo neutro
- La doble negación: Mai no
- El catalán en Andorra
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