La película me ha gustado más que Centauros del desierto pero menos que Solo ante el peligro. La trama que empieza in extremis para remontarse al pasado y descubrir lo que realmente sucedió con el malnacido de Liberty Valance.
Disfruté la actuación y el personaje de Wayne, y odié la figura del comisario gordo, borracho y medio subnormal. ¿Acaso la dedocracia pepera se remonta hasta el antiguo Oeste? Lo que más me sorprendió fue que el tema del borracho se repitiera con los personajes del comisario, el médico y el periodista. ¿Acaso a los guionistas no se les ocurrió nada mejor y tuvieron que tirar de cliché por triplicado?
Después de una historia predecible aunque entretenida, el desenlace ofrece una interesante reflexión sobre la justicia, el poder y los caminos no siempre luminosos para alcanzarlos. Filmada en un blanco y negro impecable, ofrece una gran sombra gris sobre el maniqueo universo del Far West.
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