Los tres entierros de Melquíades Estrada


Aunque listada dentro del western crepuscular, y pese a ser también muy lenta, yo la relacionaría más con la película de los Coen No es país para viejos.

Si de literatura habláramos, evidentemente se relacionaría con esa literatura de frontera de lenguaje parco escrita por Cormac McCarthy (autor del libro en que se basa la peli de los Coen) o por Guillermo Arriaga (guionista de esta peli, con cameo incluido, pero también de Amores perros21 gramos). De McCarthy me leí la carretera y me resultó insoportable. De Arriaga intenté leerme después El búfalo de la noche y lo abandoné a las pocas páginas. Son textos sin adjetivación ni florituras ni humor. Lenguaje seco como el polvo.

Esta ópera prima de Tommy Lee Jones va en esta línea y precede por dos años a la de los Coen, donde también tiene un papel principal de catadura similar. Digamos, por ponerlo suave, que no son postales que inviten a ir de vacaciones a Texas ni nada cerca del borde. Una vida jodida de verdad, un asco. No es que me haya desagradado la peli pero ni la volvería ver ni la recomendaría. Son pelis para pasarlo mal que, realmente, no creo que aporten nada. Su único cometido es hacerle sentir a uno lo que es vivir en el culo del mundo rodeado de una naturaleza inhóspita.

Como las novelas, muestran una vida desalentadora, insoportable. Pasean la cámara como un espejo cuyos afilados bordes hieren. No evitan el realismo pero dejan de construir leyendas ni mitologías.

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