Ridley Scott es el director de la imagen. El guión ni se lo debe de leer. Puede hacer truños u obras maestras pero todos llenos de imágenes poderosas. Blackhawk derribado, en este sentido, me encantó como lo hizo Gladiator. Visualmente, Ridley Scott me desarma.
Sobre la trama, debo decir que me gusta hasta que alcanza el final. El guión debe hacer concesiones, hay que referirse al honor de los soldados para que la guerra y la muerte no nos despedacen con sus absurdas e insultantes razones, razones que creo que sí aparecen durante el resto del metraje.
Recuerdo la angustia que me provocó la secuencia inicial con los cadáveres. Recuerdo también el fallo garrafal del final, con el primer plano del rostro de un muerto guiñando los ojos. En conjunto, me sorprendió porque, pese a no ser un fan del cine bélico, me gustó mucho.
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