Los "hombrecillos" ya habían aparecido en cuentos de Juan José Millás lo suficientemente buenos para que el término "hombrecillos" no resultara irrisorio. Aquí busca ampliar la idea en una novela. Empieza bien, con un imaginativo y original planteamiento made in Millás. Poco más.
No desarrolla bien la idea. Se mete por caminos estúpidos y nada interesantes. Llega a explicar cómo orinan y defecan estos seres diminutos. ¿Para qué? Acaba convirtiéndolo en una mala fábula que no funciona ni con los niños. No había ironía ni chispa ni necesidad de continuarlo.
Lo abandoné a las veinte páginas, avanzando hasta la cuarenta en diagonal por ver si saltaba la liebre, pero ganó la tortuga.
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