Si no me hubieran llevado, no habría ido. Las tramas que giran en torno a niñas pequeñas con leucemia no me llaman demasiado. Me imaginé una película sentimentaloide y pastelona, de domingo en Antena 3. Supongo que hubiera sido así de haber sido estadounidense (más prejuicios) pero el director, Felix van Groeningen, es un flamenco nacido en Gante.
La película es durísima. Tuve que apartar en varias ocasiones la mirada de la pantalla y respirar fuerte. Hace mella en el espectador, ataca desde el interior como caballo de Troya. De uno no sale un "qué pena" lastimero sino un "qué jodida es la vida" agotado pero estoico. Es una película emocionalmente intensa y compleja.
Los actores, Johan Heldenbergh y Veerle Baetens, padres de la chiquilla enferma, lo bordan. Son capaces de transmitir el calvario por el que pasan, sus reacciones, sus enfrentamientos, sus apoyos. El trabajo interpretativo es impresionante, tal vez debido a que la película está basada en una obra de teatro que el propio Heldenberg escribió junto a la actriz Mieke Dobbels.
Técnicamente, la película también es muy interesante. No cuenta la historia linealmente sino que avanza y retrocede en el tiempo sin desorientarte. Juega con los silencios y mantiene un muy buen ritmo. No se regodea en la miseria ni en el drama. Además, tiene una banda sonora fantástica de bluegrass, estilo que dio origen a la música country.
No me cabe duda de que muchas veces conviene que a uno lo arrastren al cine y le demuestren que está equivocado. Alabama Monroe ha sido nominada como mejor película extranjera para los Oscar 2014 y es, sin duda, un peliculón. Su dureza es extrema, sí, ¿pero qué diamante no lo es?
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