Lo mejor de esta comedia estadounidense de humor grueso (que, dentro del abanico actual, se deja ver) es la autoparodia de Van Damme. Y no es que autor no está acostumbrado a reírse de sí mismo como ya hizo en JVCD, película más francesa que graciosa.
Cabe decir que el resto del reparto está bien. Es exagerada sin excederse. Hay bromas sexuales sin saturar y hay sartas de improperios que harán las delicias adolescentes sin, tampoco, acabar cansando al personal. Dentro de lo que cabe, una película entretenida.
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