Esta película sobre el aburrimiento existencial de la clase media hace lo propio, aburrir. Dura dos horas y durante la primera mitad del metraje avanza de manera morosa e ininteresante. Pasado el ecuador, se torna mucho más fascinante, haciendo gala de las grandes interpretaciones de Kate Winslet y Leonardo DiCaprio. O sea, que puede parecer un culebrón y un coñazo, pero no está de más esperar un poco para saborear lo bueno.
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