Aprendiz de gigoló (Fading gigolo)


VERSIÓN CORTA

Aprendiz de gigoló es una comedia agradable con una bella banda sonora y una nostálgica fotografía que explora temas íntimos acerca del amor y la religión sin acabar de redondear la trama.

VERSIÓN EXTENDIDA CON LIGEROS SPOILERS

He leído críticas de gente muy decepcionada con esta película. Parece que el público esperaba que Turturro se revelase como el continuador del añorado genio de Woody Allen. Anhelaban que los placeres pasados les fueran restituidos.

Aprendiz de gigoló es una película simpática con pinceladas de humor que se adentra en temas más profundos e íntimos. Hay voces que han llegado a tratarla de grotesca, no sé si por envidia fálica o por excesiva sensibilidad (o radicalidad) religiosa.

El título en inglés, Fading gigolo, resulta más acertado que la traducción. El personaje de Turturro, Fioravante, no es ningún aprendiz de donjuán. Es un hombre que sabe complacer a las mujeres pero que se inicia en la prostitución cuando su mejor momento ya ha pasado.

La historia parte de que tanto él como su amigo Murray (Woody Allen) están en una situación económica delicada. Murray sale con la disparatada idea de convertir a Fioravante en un acompañante de señoras y, tras algunas dudas, tiran hacia delante.

El tráiler puede llevar a error y crear las indeseadas falsas expectativas. Incide en el famoso trío con Sofía Vergara y Sharon Stone como reclamo. El espectador esperará una historia loca de faldas donde el feo de Turturro se inicia torpemente con pibones despampanantes cuando no es así.

El director no profundiza demasiado en cómo se siente Fioravante respecto a su nueva profesión. Toca el tema ligeramente para sumirse en otro terreno igualmente frágil. ¿Cómo sería la relación entre un escort masculino y una joven viuda judía jasídica?

La pregunta puede sonar grotesca. Sin embargo, Turturro desarrolla dichos encuentros con pies de plomo, con extremada sensibilidad. Lo acompañan una preciosa fotografía, una banda sonora tremenda y una Vanessa Paradis estremecedora.

Los desconocedores de la comunidad jasídica descubrimos las estrictas reglas que atañen a la vestimenta, a cubrir el pelo de las mujeres o a no poder tocarlas. También conocemos sus "patrullas vecinales" llamadas Shomrim que vigilan "el territorio".

¿Qué futuro puede tener, entonces, la pareja de Fioravante con Avigal? Hay un primer plano fijo en el rostro de Paradis durante el primer encuentro que corta el aliento. La soledad, la falta de contacto, ¿cómo se sobrelleva?

Avigal es el caso más extremo. Pero Sharon Stone, la opulenta doctora, también sufre del mismo mal encerrada en su jaula de cristal, llena de dudas y miedos. Desgraciadamente, y aquí empiezan a venir los reproches, este hilo de la trama parece quedar flotando en el aire.

Se nos ofrecen buenas historias y buenos personajes, que admitirían más desarrollo sin dejar de ser interesantes pero que no parecen encontrar su punto final. Pese al buen sabor de boca que me ha dejado el filme, da la impresión de que el chef no ha sabido completar el menú.

De entrante sirve prostitución masculina con humor;  luego, un primero de soledad en la sociedad contemporánea con un regusto añorante y un segundo de aislamiento por doctrina religiosa; todo salpimentado de chistes de Woody Allen. Pero, ¿y el postre?

Me he reído, he pasado un buen rato, me he enamorado de suficientes planos y momentos, pero he acabado con un regusto agridulce por lo irregular del resultado. No obstante, la recomiendo, pero aviso: no esperéis la reencarnación de Alvy Singer.

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