Aunque el título en inglés parece que no viene a cuento de nada de lo que sucede en la película, tiene su origen en el nombre de la ciudad donde transcurre la trama, Schenectady (Nueva York), cuyo significado en lengua mohawk vendría a ser "lugar más allá de los pinos".
El título en España es Cruce de caminos. La razón del cambio podría estar en que nadie tenía ni repajolera idea a qué venía eso de los pinos; o tal vez sí y prefirieron bautizarla de manera menos misteriosa y más comprensible.
La traducción no es baladí, se basa en la estructura de la trama. Pese a que la venden como una película de Gosling, un Drive sobre dos ruedas, en realidad, su historia se entrecruza con la de otros personajes igual de relevantes.
No tenía ni idea de por dónde irían los tiros. Viendo la estética y el personaje de chico duro que en realidad es un corderito, imaginé un clon del filme de Winding Refn y temí lo peor. Por suerte, los relatos empiezan a cruzarse y se vuelve muy interesante.
Estos encuentros propician que la trama siga avanzando en una nueva dirección y desde el enfoque de otro personaje, añadiendo nueva información y completando el retrato del anterior. De este modo, la historia se refresca y se vuelve impredecible acerca de su final.
El ritmo es lento, muy contenido, con unos pocos pero intensos estallidos de acción. Las escenas con Gosling sobre la moto son espectaculares. El debate interno del personaje de Bradley Cooper me encantó y Ray Liotta, directamente, me acojonó.
Si me van a volver a engañar con tráileres que desvirtúen la película, por favor, que sean como ésta.
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