Las sesiones (The Sessions)


Disfruté esta inesperada joya en la filmoteca de un amigo. Veo en Wikipedia que recibió nominaciones a los Óscar, a los Globos de Oro, a los BAFTA,... La lista crece y crece con apenas unos pocos recuadros pintados en verde ganador entre los que destaca el festival independiente de Sundance. Es una pena que no haya tenido más bombo.

La considero una joya porque aborda de manera inteligente y emocionante un tema poco previsible: ¿qué relación tienen los discapacitados con el sexo? ¿Cómo obtiene placer un paralítico? ¿Y un tetrapléjico? Más allá de los masajes en las orejas de Intocable, poco más conozco que se haya rodado.

Tenemos dos personajes principales, un tercero dando apoyo y varios secundarios a los que no les falta detalle.
  • John Hawkes interpreta a un espectacular Mark O'Brien, escritor y periodista católico que quedó paralizado de cuello para abajo por culpa de la polio. Su actuación es totalmente creíble, emotiva sin caer en concesiones lacrimógenas. El personaje tiene una fuerte lucha interna entre el deseo y la moral. Desea casarse antes de tener sexo pero, en su estado, no es lo más fácil del mundo. Y lo peor es que ni siquiera está seguro de ser capaz de consumar el acto. Es entonces cuando una amiga le propondrá una alternativa que chocará con sus principios religiosos.
  • Helen Hunt se pone en la piel de Cheryl Cohen-Greene, una asistente sexual (sexual surrogate) que ofrecerá ayuda a Mark. A través de la práctica, descubrirán qué puede hacer Mark con una compañera y qué no sería lo más adecuado. Esta profesión, real, puede quedar enlazada en nuestra mente con la prostitución. Cheryl rompe este link gnoseológico con una aclaración meridiana: "La puta quiere que vuelvas. Yo pretendo que puedas disfrutar por ti mismo o con tu pareja sin que me necesites más". La sesiones, así, se limitan a un máximo de seis.
  • William H. Macy, más conocido por sus papeles de perdedor en comedias, es el padre Brendam, un afable y abierto sacerdote con un pelazo espectacular. Él será el confidente de Mark y sus dudas teológicas. Aunque en la descripción del protagonista he escrito "católico" pero hay muchos detalles que denotan una permisividad excesiva, tanto con las respuestas del padre Brendam como en sus hábitos (acéptense las dos acepciones). Se podría decir que, más bien, son católicos à l'américaine.

El casi triángulo que crean estos personajes, manteniéndose el sacerdote siempre en un segundo plano sin dejar de ser relevante, hacen avanzar un filme que conmueve y hace pensar. No podemos obviar al resto de secundarios, como los ayudantes de Mark, que lo lavan, visten y pasean con apenas diálogo en el guión pero añadiendo verosimilitud en el retrato del protagonista.

También está el marido de Cheryl que, conociendo bien la profesión de su esposa y aceptándola, no puede evitar ataques de celos o inseguridad. Es decir, cada personaje añade su granito de arena, amplía el cuadro, sin crear subtramas anodinas que distraigan de la historia principal o añadan innecesarios minutos de metraje, tal como acostumbran a hacer las películas actuales.

Las sesiones es un filme independiente que, en una ajustada hora y media, da cientos de vueltas a otros que nos marean el reloj con peroratas insulsas. De manera directa, nos muestra algo en lo que, posiblemente, muchos de nosotros no habíamos reparado todavía, ampliando nuestra visión del mundo y permitiéndonos disfrutar nuevamente de grandes actores y buen cine.

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