Langosta (The lobster, 2015)
El director griego Yorgos Lanthimos vuelve a sorprender al espectador con otro guión extravagante y original. Ambientado en un mundo alternativo, plasma la obsesión de los ciudadanos en la sociedad contemporánea occidental por emparejarse a toda costa con su mitad ideal.
Si Canino (Kynodontas) fue todo un shock, una comedia de humor negro difícil de digerir, Langosta es, sin duda, un plato más ligero y menos crudo. Se nota que es una coproducción internacional en la que se han limado temas demasiado controvertidos para casar con sensibilidades más dispares.
La narración fragmentaria de Canino también se ha visto rebajada con agua. Si en la película de 2009 el desconcierto se mantenía hasta bien entrado el metraje, en ésta sabemos pasados los primeros minutos de qué va este loco universo que se nos presenta.
La actuación de Colin Farrell, el protagonista, aburre. No capta la ironía ni la incomodidad de la historia, al contrario que Angeliki Papoulia y Ariane Labed, quienes ya formaron parte del elenco de Canino. Papoulia y su personaje de "mujer desalmada" me parecen fantásticos.
Aunque la división entre solteros y casados es llevada al absurdo, no dejamos de ver comportamientos demasiado familiares que nos mueven a reflexionar. Desgraciadamente, pese a no ser una mala película, palidece en comparación con el trabajo que le dio eco internacionalmente.
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