Es el libro de cuentos de Bolaño que más me ha gustado. Aunque no tiene historias que me hayan fascinado como El ojo de Silva de Putas asesinas tampoco tiene relatos que me hayan dejado indiferente como Jim de El gaucho insufrible. Es, por lo tanto, desde mi punto de vista, el libro más homogéneo en cuanto a calidad.
Leer a Bolaño marcha atrás tiene esa suerte de tarea detectivesca donde uno encuentra las pistas que dirijirán a sus obras cumbre. Uno va encontrando aquí y allá los detalles (personajes, ideas, recursos literarios, imágenes,...) que acabarán conformando la amalgama brutal que serán Los detectives salvajes y 2666.
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