El título de la saga en inglés, The expendables, me encanta. La gracia es que bajo este paraguas Stallone reúne a viejas glorias del cine de acción. En principio, una buena idea para un bombazo comercial, ¿no?
Mi problema es que son pelis de tiros y yo prefiero las de artes marciales porque todas las peleas son cuerpo a cuerpo. Así pues, no es de extrañar que Jet Li no luzca mucho y su combate en la primera contra Dolph Lundgren apenas valga un colín. Cuando pensaba que en la segunda iba a tener más escenas de lucha demostrando sus habilidades, lo tiran de un avión y desaparece.
Pese a todo, debo confesar que el personaje de Terry Crews (el negro) y sus balas explosivas me fliparon bastante: diversión descerebrada cien por cien. Jason Statham (The Transporter) sería mi otro preferido. Le da a su personaje un toque de ironía británica que me hace gracia, además de ser bastante guay cómo se carga a la peña a base de machete y kunai.
La cara de Stallone merece un párrafo aparte. Su cara es un poema de Leonardo Dantés. La tiene abotagada y deforme como en Rambo 4. Da una grima que te mueres. Sus brazos musculados pero viejos con las venas bien marcadas también dan mal rollo pero de un modo efectivo: no lo muestran como un yayo inflado de bótox sino como un maldito asesino decadente, y da miedito.
Puedo decir que el rostro del potro italiano mejora en la segunda entrega y lo que pasa a tener un aspecto nefando son los ojos de Van Damme, que por suerte lleva gafas la mayor parte del filme. Cabe decir que el belga actúa como todo malo sobreactuado, cutre e inverosímil que se precie. Dado el guión, no obstante, no había nada que se pudiera hacer para salvar el barco.
No tiene ni pies ni cabeza. Es un pastiche de cameos. Chuck Norris aparece de la nada, hace un chiste ¡de Chuck Norris! y desaparece. Willis y Schwarzenegger (quien también carga con un rictus incómodo, una sonrisa de Joker que no le desaparece) también se presentan a la fiesta final sin venir a cuento, más cerca del WTF?! que del deux ex machina.
Cada dos por tres se autoparodian pero, en vez de quedar como guiños molones en una peli de acción, quedan como morcillas en una peli de Torrente, que es lo que viene a ser Los Mercernarios 2 pero con un presupuesto made in Hollywood. Con la primera uno se lo puede pasar bien, pero con la segunda te cagas por la pata abajo. ¡Y van a por la tercera, argh!
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