Dans la maison


El guión de Dans la maison es espectacular. Te engancha a la butaca desde el primer momento. Va creciendo angustiosamente como una horrible mancha de crudo sobre una cristalina superficie oceánica. Sin efectos especiales, sin paisajes anonadantes, sin superestrellas del celuloide; en su lugar, guión, actores y una música perturbadora e inquietante. No pude ir a dormir después de verla. Me costaba respirar, me sentía incómodo conmigo mismo.

El juego metaficcional de Dans la maison es inteligente. Te sumerge en el engaño, en la duda de saber qué es real y en la incógnita de qué puede llegar a suceder. Una destrucción lenta y parsimoniosa, un imperio derrumbándose, una escultura de ácido erigiéndose: una obra que, por fin, no deja indiferente.

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