Es una de las mejores cubiertas que he visto. La ilustración refleja perfectamente el espíritu enfermizo de las relaciones plasmadas en la novela de esta escritora estadounidense.
Lo compré por la prosa, porque leyendo las primeras páginas quedé fascinado. La narración es escasa pues apenas pasa nada. Es más bien descriptivo. Disecciona un descenso a los infiernos a través de una prosa cada vez más difícil de digerir, nauseabunda. No estoy hablando de la calidad. Estoy hablando del malestar que provoca en el lector. ¿Hacia dónde va todo esto y por qué sigo leyendo?
Pero al principio el protagonista no se encuentra en el Cielo. Desde el principio se nos muestra en el lodo, medallista de la piscina más turbia. Es un triunfador, lo tiene todo, pero se comporta de modo lesivo. Es un psiquiatra que se acuesta con sus pacientes (aunque sólo se refiere a ellos como "clientes"), alguien para quien el código deontológico tiene más de odontológico que de moral.
Se me hizo duro de acabar, por el modo horrendo y malsano con el que se analiza la situación, y me decepcionó en su conclusión, abrupta y mal resuelta: un salida de emergencia súbita y facilona. El final hace pensar en el libro más en un ejercicio de estilo que en un estudio de la conducta humana. Fue como escuchar cierta música: una sensación visceral sin significado.
Edición
Aparte de la novela, quisiera hablar del objeto físico. Blackie Books publica ejemplares preciosos... y caros, aunque ese no es el problema que quiero señalar. A estas alturas del siglo, seguimos obviando la edición digital. Este libro es hermoso pero incómodo de leer por la tapa dura. No sólo es rígido sino que es tremendamente bello y fui incapaz de sacarlo a pasear por miedo a estropearlo. Una vez lo intenté y se dañaron los bordes de la cubierta. Me he sentido estúpido. Ha sido como gastar un pequeño dineral por una pelota de fútbol con la que no puedes jugar. Se mira pero no se toca.
3 comentarios
jaja "Fue como escuchar música: una sensación visceral sin significado"
que no tenga significado para ti no quiere decir que no lo tenga en general, o para otra gente que sí que entiende cómo se hace, y qué se puede querer decir
Jajaja. Sabía que la afirmación sería polémica, pero eso es porque está mal expresada. Me refiero a la capacidad de la música de transmitir una sensación (p.ej. angustia) sin significar nada más allá de esa sensación. La música crea el sentimiento, la sensación, sin necesidad de construir una situación o historia que para recrearla.
Ya sabía que estaba mal expresada y que sonaba a que criticaba la carencia de la música para crear significados cuando es junto lo contrario: exalto su capacidad de crear sensaciones puras, sin palabras que signifiquen, sólo el sentimiento.
En el caso de esta obra, en cambio, lo considero negativo, porque sí construye una historia que, aunque nimia, merece una conclusión, algo que justifique para no quedar en un mero ejercicio de estilo. Esa es mi opinión, claro.
a Wagner me remito :P
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