Distrito 13 / Distrito 13 Ultimátum



¿Quién diría que aunar parkour y Luc Besson sería tan doloroso? Y, sin embargo, Distrito 13 no es ni la mitad de humillante que su secuela, D13 Ultimátum, dirigida por el que fuera su asistente Patrick Alessandrin. Viendo la segunda podemos valorar el verdadero trabajo de un director.

El guión de ambas es estúpido y naíf, mongoloide incluso, y las escenas de parkour no causan la fascinación que uno espera. Besson consigue, pese a todo, crear una película de acción mala pero entretenida, poniendo la cámara donde más pueda impactar al espectador. Alessandrin, en cambio, sólo graba tontería tras tontería, provocando bostezos y vergüenza ajena.

Los directores con cierto talento no sólo hacen gala de él en sus triunfos sino también en lo más malo. Es como con Django desencadenado, donde un Tarantino a medio gas (o menos) hace una disparatada película nada especial que logra no resultar desastrosa ni humillante.

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