Hay mucha gente en la librería y resulta muy agobiante. Por fin, a una clienta que esperaba en la cola del mostrador de literatura, le llega su turno.
–El siguiente –avisa la librera. La clienta se acerca. La librera no levanta la vista de la pantalla del ordenador. Parece seguir apuntado algo del pedido del cliente anterior.
–Buenas tardes –saluda educadamente la clienta–. ¿Tendríais el libro de Mildred Pierce de J.M. Cain?
La librera despega la vista de la pantalla, confundida.
–Un momento... ¿qué me has dicho? ¿Britney Spears?
–¡No! –responde ofendida la clienta– ¡Mil-dred-Pierce!
–Ah... mmm... pues... no, no me sale nada de ese autor.
–Mildred Pierce es el título... –intenta explicar la clienta sin volver a perder los nervios– El autor es J.M. Cain (/kein/) –y concreta– Cain se escribe como "Caín" pero sin tilde.
–¿Con ce o con ka?
«¡Aaaaaaaargh!».
–El siguiente –avisa la librera. La clienta se acerca. La librera no levanta la vista de la pantalla del ordenador. Parece seguir apuntado algo del pedido del cliente anterior.
–Buenas tardes –saluda educadamente la clienta–. ¿Tendríais el libro de Mildred Pierce de J.M. Cain?
La librera despega la vista de la pantalla, confundida.
–Un momento... ¿qué me has dicho? ¿Britney Spears?
–¡No! –responde ofendida la clienta– ¡Mil-dred-Pierce!
–Ah... mmm... pues... no, no me sale nada de ese autor.
–Mildred Pierce es el título... –intenta explicar la clienta sin volver a perder los nervios– El autor es J.M. Cain (/kein/) –y concreta– Cain se escribe como "Caín" pero sin tilde.
–¿Con ce o con ka?
«¡Aaaaaaaargh!».
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