Es divertido ver a Clooney haciendo de tontico, de loser in love, y qué duda cabe de que a Catherine Zeta-Jones el papel de esquilma-pringaos le sienta fetén, pero me esperaba algo más despiadado. Esperaba una mala leche torrencial, monzónica, que entrara en el cuerpo y se partiera dentro y doliera como una puñalada en la tripa. Pero no. Los Coen se tomaron un Almax para contrarrestar cualquier exceso de acidez.
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