Esa extraña sensación cuando ves una peli y no te la puedes creer por la cantidad de cosas absurdas que hacen los protagonistas para, como por por ejemplo en esta, escapar de la prisión de Alcatraz; luego, miras en Internet y es la crónica fidedigna de lo que hizo Frank Lee Morris en 1962 para escapar de la isla. La realidad supera la ficción, y esta peli tampoco es la gran cosa.
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