Scarface (El precio del poder)


Ver esta película ha sido una pequeña odisea para mí. Me dormí dos veces. A la tercera va la vencida y la terminé. Me quedé traspuesto porque la película es lenta y porque dio la circunstancia de que en ambas ocasiones estaba muy cansado.

Su lentitud, sin embargo, no es baladí. No es la estética vacía habitual en el cine de hoy. Scarface narra la ascensión de un delincuente de poca monta a las altas esferas de la criminalidad y lo hace, por contraste, con peligrosa calma. Nos encontramos en una soleada pradera donde, en cualquier momento, puede explotar una mina.

Brian De Palma es especialista en mostrar una violencia cruda, sucia, precediéndola de gran tensión. Recuerdo la escena de la emboscada de los colombianos, cuando el protagonista se encuentra que lo van a matar y el objetivo, parsimoniosamente, se aleja hacia el coche donde esperan los refuerzos relajados mirando chicas. Me puso los nervios de punta.

El no saber qué está sucediendo, el no ver, es algo que en cine es demoledor si se hace bien (Haneke así lo demostró en Funny Games). Y esto no es El Padrino. Aquí no hay trajes. Hay hambre y ganas de abandonar la miseria. Si hay que utilizar motosierras, se va a por más gasolina. El enemigo es tratado con absoluto asco. No sólo es asesinado sin piedad sino también humillado.

La banda sonora de Giorgio Moroder (¡Midnight Express!) es tan excepcional como perturbadora. Por muy increíble que parezca, la productora prefería la película con música rap (!!), a lo que De Palma se negó en redondo. El desasosiego de la música de Moroder se funde a la perfección con el ritmo del filme, creando una atmósfera enfermiza que se va viciando en un crescendo irrefrenable.

Todo este trabajo hubiera quedado hueco sin Al Pacino. Él mismo fue quien propuso hacer este remake del filme homónimo de 1932. Irónicamente, le ofrecieron antes el papel de Tony Montana a De Niro que a él. Al Pacino borda al matao cubano que va a hacer lo que sea por ostentar poder, una opulencia hortera de decoraciones doradas y estampados de leopardo.

La mafia de Scarface refleja la que estaba apareciendo en aquellos momentos en EE.UU. No es la bella mafia italoamericana de Coppola. Está más emparentada con la realidad cutre desvelada por Saviano en Gomorra. Al Pacino me deja sin palabras. Puede ser esa mierda ignorante pero pasional y con pelotas, y puede ser un refinado, cultivado y frío hijo de puta.

Y, sea como sea, te matará sin pestañear.

2 comentarios

Paul dijo...

...Y si te gusta el trabajo de Pacino, (como a mí), te recomiendo ver en V.O. "Looking for Richard" ;)

aningunsitioperolookingformyself dijo...

Creo que hace tiempo vi un fragmento de "Looking for Richard" doblado al español en Canal+. Me pareció muy rara. ¿Cámara en mano, historia medieval, era así? Habrá que echarle un vistazo.