Al igual que su predecesora, Carmina o revienta, la secuela me ha gustado mucho. Recupera al personaje, el espíritu y ese mismo ritmo lento que retrata a la perfección la realidad pícara, esperpéntica y depauperada española. No me refiero a lo español como algo patrio, desde un innecesario punto de vista de orgullo nacional. Más bien, desde el punto de vista artístico, esa imagen de España retratada en el Lazarillo, Valle-Inclán y Mortadelo, exacerbada hasta la obscenidad en el insalvable Sálvame.
En Carmina tenemos ese costumbrismo lleno de blasfemia y fe, de absurdo y ridículo por el que se rigen la vida de los personajes. Ahí los tenemos en su profundo pesar que, sin embargo, nos hace reír porque, hasta muertos, nos seguimos cagando encima. La risa libera del dolor unos instantes, de la gravedad que insistimos en conferirle a este mundo. Pero seguimos estando igual de indefensos, no estamos a salvo de meter la pata, de decir cualquier estupidez por mucho Photoshop que nos pongan encima.
Las interpretaciones vuelven a ser excelentes. Los personajes son divertidísimos. Hay verdades como puños e incongruencias como tortas. No abandona la actualidad del país: Paco León retrata a los ciudadanos que pasan hambre, a los estafadores que nos roban, a la realeza vil y a la masa que los compadece. En España la gente engaña y miente porque sabe que los están engañando y mintiendo, y uno no va a ser el único tonto que se quede sin pastel pero sí que va ser el zopenco que los vuelva a votar.
A diferencia de la primera, no me parece tan irregular pero tiene un final abrupto, donde se busca explicar lo que ya se intuía. León decide dejarlo claro con una especie de epílogo apresurado. Para más inri, el cine, Eix Macià de Sabadell, encendió las luces antes siquiera de los créditos. Todavía estábamos viendo alejarse al personaje cuando ya nos azuzaban con la escoba para que nos marcháramos. Entiendo que estaba un chico solo para todo el multisalas pero me dejó mal sabor de boca.
No obvio cómo esta segunda parte se ha olvidado del estreno multiplataforma de la primera tanto en cines como en DVD e internet. Por lo que he leído, se debe a que al entrar las productoras grandes en este nuevo proyecto, esas vías quedaron capadas. También, se apuntan críticas hacia un posible plagio del guiñon de Carne de gallina de Javier Maqua. Sin haberla visto, no puedo opinar, pero si la ha copiado, la ha llevado maravillosamente a su terreno sin traicionar la esencia de Carmina.
Queda decir que mi exagerado amor por estas, para mí, dos pequeñas joyas de circonita pueda deberse a que reconozco tantas cosas que he visto y vivo en mi entorno que no puedo dejar de sentir apego por esa dignidad egoísta y estoica nacida entre la mierda. Aunque la recomiendo sin dudarlo, entiendo que haya gente que no le vea el encanto o que se aburra o que se harte de escuchar a una andaluza gritona, histérica y arrogante pero con el coño bien puesto.
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