La nostalgia feliz es un libro ideal para leer hospitalizado por un cólico renal. No me refiero a que puedas leerlo mientras te retuerces en urgencias esperando un chute de Dexketoprofeno: si piensas eso es que tú, de piedras al riñón, ninguna.
Estoy hablando después del jeringazo en el culo, cuando el malestar prosigue pero puedes pensar. Puedes ir de gallito con tu Hombre sin atributos en el Kindle pero, a la hora de la verdad, cuando más necesitas abandonar la realidad, es Amélie Nothomb quien te salva.
No soy lector asiduo de la autora. Hace dos años, leí Estupor y temblores y me pareció tronchante. Este, por el contrario, ha sido una decepción. No sólo es aburrido sino que carece de interés y es, en mi opinión, una tomadura de pelo.
Si en el primero relataba su disparatada experiencia en una empresa japonesa, en Nostalgia escribe una especie de diario sobre su viaje a Japón en 2012 con el fin de grabar un reportaje para la televisión francesa y celebrar la traducción al japonés de, justamente, Estupor1.
Aprovecha este viaje de escasos días para visitar Kobe, Kyoto y Tokyo, reencontrándose con las personas o personajes que ya han aparecido es sus otros libros pseudobiográficos (Nishio-san, Rinri). Con Amélie Nothomb, casi todo gira en torno a su estrambótica personalidad.
El tema está en que este libro, a diferencia de Estupor, no es una experiencia que merezca la pena contar, y menos de la forma en que lo hace. Sus descripciones del país y del viaje son paupérrimas, y los reencuentros, más de metástasis que de catarsis.
A Nothomb, desde luego, la jugada le salió redonda. No sólo conveció a France 5 para que le pagase el viaje al país del Sol Naciente2 sino que, encima, se sacó de la manga un libro que escribió en dos tardes para vendérselo a sus fans incondicionales.
Aunque agradezco mucho su lectura durante el mal trance que pasé, y apunto que es una buena autora para empezar a leer en francés gracias a sus frases breves, este libro no formará parte de "la nostalgia feliz" que lo bautiza. No grabará un recuerdo grato ni permanente.
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1 Este libro no se había publicado hasta la fecha porque dejaba la jerarquía empresarial nipona a medio camino entre una trama kafkiana y un centro atestado de subnormales. En Nostalgia, el personaje de la mujer que traduce el libro es lo mejor de toda la novela.
1 El reportaje, por cierto, está colgado en Youtube: Amélie Nothomb, une vie entre deux eaux.
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