Gógol fue el padre y la madre de ese maravilloso novelón inconcluso titulado Almas muertas. El mismo año de su publicación, 1842, vio la luz también el cuento El capote, ahora traducido y publicado por Nórdica Libros. En las pocas páginas del relato, menos de un centenar, vuelve a plasmar la cruel realidad de la sociedad de su tiempo. Akaki Akákievich, un funcionario de exiguo salario y más reducida vida social, se ve obligado por la necesidad a comprar un nuevo abrigo mientras el frío implacable arrecia en la inmisericorde ciudad de San Petersburgo.
Algo que pudiera ser aburrido en manos de escritores realistas de cualquier otro país, en manos de un autor ruso adquiere una profundidad moral sincera, dolorosa y bella. Si el espejo de Stendhal reflejaba el camino, el espejo ruso descubre nuestra alma. Aunque no llega a desarrollarse en todo su esplendor debido a su brevedad, Gógol consigue, aun siendo expeditivo, retratar personajes y situaciones conmovedores. No olvida el humor. Aquí los amos siguen pegando a sus sirvientes y las enérgicas esposas, a los amos. Sigue habiendo borracheras y sigue habiendo chistes que dejan por los suelos a la eficiente patria alemana.
Es una lectura de menos de una hora, agradable y que no deja indiferente. De haber tenido una mayor extensión, podría haberse detenido en ciertos momentos estremecedores que cruzan frente a nuestros ojos como una estrella fugaz. Queremos retenerlos pero el decorado de la siguiente escena ya está entrando. Y, sin embargo, ahí se puede apreciar el genio; cómo, en unas pocas frases, asesta una estocada certera a nuestra compasión. Tiene un final extraño porque se adentra en el terreno de lo aparentemente fantástico pero resuelve bien.
La maquetación de la edición digital de Nórdica es impecable. Temía que, siendo un texto con ilustraciones, hubiera descuadres o saltos de más. Nada de eso. Ni siquiera hay erratas. La narración y los dibujos a lápiz de Noemí Villamuza se intercalan de manera fluida, con una buena resolución y peso. Lo he probado tanto en Kindle y Kindle Paperwhite como en Tablet LG y carga de maravilla. Caurina, el estudio alicantino de diseño gráfico encargado de trasladar a formato digital la edición en papel original, puede estar más que satisfecho con la labor realizada.
No hay que olvidar el pilar principal y diferenciador de Nórdica, que son las ilustraciones. No voy a mentir. Noemí Villamuza no me parece buena trazando edificios y, por eso, no entiendo que aparezcan tantos retratados. Me dijeron una vez que las ilustraciones de un libro no deben copiar lo que dice el texto sino hacerse eco de lo que intenta expresar, del sentimiento o la sensación que construye. En El Capote, hay escenas demasiado literales. Pero, luego, Villamuza deja volar la imaginación y ahí acierta de pleno.
Le edición digital que compré es la de Seebook, que viene en PDF, EPUB y MOBI. En el PDF viene la maquetación del libro en papel a cargo de Diego Moreno. La atenta corrección del texto en todos los casos corre a cargo de Ana Mª Patrón. El precio es de 7,49€.
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