Todos deberíamos ser feministas de Chimamanda Ngozi Adichie


Chimamanda Ngozi Adichie es una novelista nigeriana, autora de las novelas Algo alrededor de tu cuelloMedio sol amarillo y Americanah, publicadas en España por Random House. La misma editorial ha traducido la conferencia que dio en diciembre de 2012 para la organización sin ánimo de lucro TED (Tecnología, Entretenimiento, Diseño). Dicha conferencia está colgada en el canal TEDx Talks de Youtube, en inglés con subtítulos en varias lenguas, entre ellas el castellano. El librito, de pequeño formato y apenas cincuenta páginas, de las cuales el texto ocupará unas cuarenta, cuesta 4,90€.

Internet ha traído la confesión desde el anonimato. La gente se expresa más libremente de lo que hasta ahora lo hacía. También, desgraciadamente, de modo más taxativo y radical, como si cada usuario fuera el poseedor del conocimiento absoluto. Es preocupante leer muchas de estas opiniones sinceras. En foros como Menéame (que, sin datos, asocio al perfil de un hombre de unos treinta años en adelante que dice ser de izquierdas) o 9gag (donde la media de edad de los que comentan es mucho más baja, mayoritariamente niños y adolescentes) no es extraño encontrarse términos como "feminazi" o "attention whore". Si uno entra en la página del vídeo del canal TEDex hoy 1 de noviembre, el primer comentario del top es uno recriminando a la autora que ignore las desigualdades que también sufrimos los hombres.

Cuando vi este libro, por su corta extensión y por su título, pensé que sería un texto accesible y ameno lejos de escritos feministas más complejos o densos. Además, tengo en gran consideración las conferencias TED porque suelen parecerme acertadas e iluminadoras. Puedo decir que, tras leer el libro, he quedado un poco decepcionado. Estoy de acuerdo con lo que dice pero se queda demasiado en la superficie. Tampoco, y esto es lo que más me importaba, creo que tenga la fuerza suficiente para abrirle los ojos a aquellos y aquellas que dan la espalda al feminismo por considerarlo una ideología coercitiva, que busca la discriminación positiva en favor de las mujeres o desposeer aún más a los hombres de aquello que conforme nuestra esencia y derechos.

Leo demasiadas veces que el nombre de feminismo es erróneo, que debería ser algo como "igualismo". Ahora todos quieren su parte del pastel y sentirse representados por un grupo que empezó su lucha en solitario, rechazado por hombres y mujeres, siendo denostado y asesinado en la defensa de sus ideales. Por respeto a aquellas que perdieron su vida, habría que dejar de lado la estupidez de las denominaciones y aceptar el nombre que tanta sangre costó. En este sentido, me hubiera gustado un poco de contexto histórico pero, como ya he dicho, es un libro muy breve y no es dable esperar tanto con tan escaso espacio.

Las situaciones que describe Chimamanda, y que contextualiza en su país natal, Nigeria, no son tan extrañas por estos lares. Si mi pareja y yo pedimos en un restaurante o en un bar, no es poco habitual que a ella le sirvan el refresco y a mí la cerveza, y que luego tengamos que intercambiarnos los vasos. Tampoco que me traigan a mí la cuenta o que pongan las facturas del piso a mi nombre. Estoy contento del gran logro conseguido con nuestro último contraro de alquiler, donde el agua, el gas y la electricidad vienen a nombre de ella. No sé si ella piensa igual pero, al menos yo, vivo mucho más feliz sin ver mi nombre asociado a pagos cada vez más elevados (XD).

Como he dicho antes, en páginas como Menéame o 9gag, donde la gente expresa sus opiniones, o en Youtube, donde está colgado el vídeo, no falta el que suelta "¡eh, que los hombres también estamos aquí jodidos!" como si en algún momento el feminismo lo negara, como si acaso el feminismo no señalara constantemente la desigualdad de género, como si no cuestionara incesantemente las concepciones artificiales creadas en torno a él. Ningún hombre protesta por que el Humanismo no incluyera a las mujeres. Tampoco hombres ni mujeres demandaban esa atención cuando el feminismo empezó. Pero ahora que ha alcanzado algunos de sus objetivos parece que todo el mundo quiere su parte del botín. ¡Y piden que les dé amparo insultando y denigrando! ¡Menudos lumbreras!

En general, en la sociedad pervive una idea muy trasnochada del feminismo, un movimiento que no ha hecho otra cosa que ir a más, abarcando cada vez más, desde la esfera más práctica a la más teórica, desde el ámbito legal y político hasta el filosófico o lingüístico. Todos deberíamos ser feministas es una conferencia amable y entretenida que señala cómo la desigualdad de género afecta tanto a hombres como a mujeres, razón por la cual deberíamos combatirla codo con codo. Desgraciadamente, no le veo la capacidad de convencer a los opositores. Hay días en que creo que ni siquiera Pérez-Reverte con la polla y los huevos sobre una mesa desgañitándose como el sargento mayor Hartman en defensa de la igualdad podría hacer que tantos ciegos y tantos sordos entraran de una vez en razón.

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