Después de leer un bajonero manga de Yoshiharu Tsuge, no hay nada mejor que meterse en las páginas de El malvado zorro feroz de Benjamin Renner (Reservoir Books, 2017). El cómic ganó el premio Tour d'Ivoire 2015, el premio de cómic Fnac 2016 de Francia y el premio Jeunesse al mejor álbum infantil del festival de Angoulême.
No nos encontramos ante una ópera prima. Antes de éste, Renner ya había escrito y dibujado Un bébé à livrer en 2011, además de haber dirigido tres cortometrajes de animación. El éxito le llegaría con el multipremiado largometraje animado de Ernest et Célestine, que se llevaría el César de 2013 en su categoría, y sería nominado a los Oscar de 2014.
El único que no ve galardón alguno es el zorro protagonista de esta historia. Y es que no se le da demasiado bien eso de colarse en granjas ajenas para robar gallinas. Ninguna le tiene miedo. Incluso lo reprenden y lo envían de vuelta a su madriguera con el rabo entre las piernas y un cesto de nabos para que ejercite la mandíbula.
Un día, sin embargo, el lobo le dará la solución. ¿Y si, en vez de poner en el punto de mira a las madres, fuera a por los huevos? Podría empollarlos y criar a los polluelos hasta que estuvieran bien gordos y suculentos. Al zorro le encanta el plan. Un huevo es pequeño e inofensivo, no como una gallina. Todo suena perfecto pero, ¡ay!, tal vez no salga como espera...
El relato es previsible, aunque no por ello menos entretenido. Se adivina el bagaje de animador del autor en su habilidad para capturar las muecas y el lenguaje corporal más hilarante de los personajes. Junto al torpe e inútil zorro, tenemos un perro vago, una gallina reivindicativa, un cerdo y un conejo estúpidos, un lobo apático, y unos pollitos pequeños pero matones.
El trazo suelto y discontinuo encuentra su cuerpo en unas acuarelas sencillas pero exquisitas. La belleza del color encandilará al lector en las ilustraciones más elaboradas y la comicidad de la caricatura lo enganchará al libro. Ha sido como volver a ser niño y disfrutar de un Mortadelo o un Astérix. Hacía tiempo que no disfrutaba tan relajadamente de un tebeo.
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