Hiroya Oku, autor de Gantz, firma esta obra publicada en España por la maravillosa editorial de manga Milky Way. Suma en su punto final diez tomos cuidadosamente editados repletos de acción, violencia y situaciones extremas.
La trama da el pistoletazo de salida cuando un débil anciano (Ichiro Inuyashiki) y un adolescente conflictivo (Hiro Shishigami) son atropellados cómicamente por un platillo volante. Antes de marcharse para no volver, los extraterrestres intentan solucionar el desaguisado recontruyendo a los dos humanos con piezas de la más sofisticada tecnología.
Tras recobrar la conciencia sin saber qué ha sucedido, ambos personajes seguirán caminos separados, descubriendo día a día sus nuevos poderes, tan adecuados para llevar a cabo las más sangrientas matanzas como para realizar sanaciones milagrosas, desde la salvación de personas al borde de la muerte hasta la curación de enfermedades para las que todavía la humanidad no tiene tratamiento.
El desarrollo es muy interesante, pues el protagonista y el antagonista no son tan planos como cabría esperar. Constantemente reflexionan sobre sus actos y sus posibilidades. El joven aprende rápido a utilizar las herramientas, mientras que al anciano le cuesta entender cómo funcionan. Y necesita dominarlas para poder detener al chico, quien empieza a hacer realidad sus deseos de venganza.
Inuyashiki es un viejo gris, de un patetismo llevado al extremo. Su esposa e hijos son crueles con él. Lo consideran un don nadie. Al igual que con Gantz, el mundo de los medios de comunicación y de las redes sociales tiene un gran peso. Vemos cómo la gente no llega a entender los terribles sucesos que sacuden la ciudad y sólo reaccionan desde sus teléfonos móviles.
Este manga tiene muchas cosas buenas, pero también es cierto que tiene un gran número de puntos interesantes en los que no profundiza lo suficiente. Se repite en exceso la enfermiza algarabía de las redes y la televisión, cuando hubiera estado bien aprovechar esas páginas para hacer más redondos ciertos aspectos de los personajes, tan complejos como clichés en ciertos aspectos.
El final me ha parecido, aunque precipitado, correcto. Al ser una serie breve, no me ha decepcionado como Gantz. La clásica serie de Oku duró trece años. Treinta y siete tomos de flipadas que al final no llegaron a buen puerto, olvidando subtramas por el camino y dando una explicación totalmente insatisfactoria. Por el contrario, Inuyashiki mantiene el perfil bajo de su protagonista y no defrauda.
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