Del director de Grupo 7 y La isla mínima Alberto Rodríguez, El hombre de las mil caras vuelve a atraparnos en una trama de intriga donde un status quo nauseabundo vuelve a contaminar toda la trama. Rodríguez tiene claro que no es posible rodar un thriller español verosímil dando la espalda a las corruptas entrañas del país.
Francisco Paesa fue agente secreto del servicio español y un estafador. Luis Roldán fue director general de la Guardia Civil y un ladrón. Cuando el segundo se entera de que sus hasta ahora compañeros buscan quitárselo de en medio, pide ayuda a Paesa, que se dedica a esconderlo y a mover el dinero del ministro para que no pueda ser rastreado.
Como Grupo 7 y La isla mínima, la fotografía es fantástica, y la manera como consigue mantener la tensión sin dejar respirar al espectador, también. Formalmente, me encanta. Sin embargo, pese a que el guión me ha quedado más claro que la turbia investigación rural de La isla mínima, siento que la figura de Paesa queda en nada, en un mero intermediario, en un personaje vacío.
No sé si el director desea eso: que no conozcamos al "hombre de las mil caras", que siga siendo una incógnita. Pero cuando al final telefonea a su mujer, no siento nada. Ni me apiado ni siento rechazo. Al contrario, me da igual. Me encantaron las interpretaciones, pero al final me faltó algo, me resultó flojo. Tal vez acertadamete, todo queda rematado en un (también muy español) "es lo que hay".
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