Leyendo la Shonen Jump online: series en curso

Como ya comenté en la entrada anterior, Shūeisha, la compañía detrás de la publicación de la famosa revista Shōnen Jump, ha sufrido el declive de las ventas de publicaciones en papel. Por tal de revertir la pérdida de lectores, sacó en 2019 el sitio web Manga Plus, donde publica mundialmente sus series.

El idioma principal de traducción es el inglés, con 118 series, seguido del español, con 68. Recientemente, se añadieron a la lista el francés, el portugués, el ruso, el tailandés y el indonesio, aunque sólo el ruso supera la decena de títulos traducidos.

Si en el primer texto hablé de las cancelaciones y reediciones que he leído en la web, aquí me referiré a las series en curso que estoy leyendo. Impresiona la cantidad de material que publican cada semana, pero me alucina aún más la gente que se queja que no es suficiente. La explotación laboral está a la orden del día.

Las que tienen mejor dibujo:

  • Dandadan de Tatsu Yukinobu. Es una historia estrambótica que mezcla el mundo de los extraterrestres con el de los yōkai japoneses, seres fantásticos del folclore japonés. De no ser por las dosis de humor, potenciadas con una traducción maravillosa al español (muy gamberra) y por el arte espectacular, no tengo claro si la seguiría con tanto ahínco. Me encanta.
  • Dr. Stone, escrito por Riichiro Inagaki  y dibujado por Boichi. Aquí, tanto el guion como el dibujo son excelentes. En esta aventura de ciencia ficción, la humanidad es petrificada. 3700 años después, el protagonista, un joven superdotado, consigue despertar. Su objetivo es restaurar la civilización evitando los errores de la anterior. Tan adictiva como interesante e instructiva.
Comedias románticas:
  • Don't blush, Sekime-san! de Shigure Tokita. No me esperaba que una revista de shōnen contuviera tantas historias de amor, y encima tan buenrolleras. Con un humor muy blanco, se nos cuenta la relación de dos compañeros de clase en las que la extrema vergüenza de ella da lugar a situaciones muy graciosas.
  • Blue Box de Kōji Miura. Este manga de precioso arte conjuga romance y deportes. Taiki es un estudiante de secundaria a quien le enamoran dos cosas: el bádminton y Chinatsu Kano, alumna de su colegio que brilla con luz propia en el equipo de baloncesto. Todo se complica cuando los padres de Chinatsu se van al extranjero y ella se queda a vivir en casa de Taiki.
  • Esa gal de Hokkaido es demasiado linda de Ikada Kai. La familia de Tsubasa se ha mudado de la hiperpoblada Tokio a la apacible Kitami, en el frío norte de Japón. El primer día de colegio , esperando el autobús en mitad de la nieve, conoce a Fuyuki, una preciosa gal que hará que su corazón entre en combustión. Mezcla ternura con altas dosis de erotismo.
  • Ayakashi Triangle de Kentarō Yabuki. Pero si hablamos de historias picantes, este manga deja en pañales el anterior. Un ninjaexorcita es maldecido con un cambio de sexo, y a partir de aquí se generan multitud de malentendidos y situaciones cómicas. Me recordó mucho a Ranma, aunque tiene mucho más fanservice, llegando a ser tan explícito que incomoda.

Lucha:

  • Boruto: Naruto Next Generations, escrito por Masashi Kishimoto e ilustrado por Mikio Ikemoto. La continuación de la exitosa serie de Masashi Kishimoto viene con un nuevo estilo visual de la mano de Mikio Ikemoto, que me provoca sentimiento en contrados de amor-odio. El mundo ha progresado, y los ninja están adaptando nuevas tecnologías a sus misiones. La progresión es lenta y no queda claro hacia dónde se dirige, pero me despierta curiosidad.
  • Dragon Ball Super, escrito por Akira Toriyama e ilustrado por Toyotarō. Tras la película de La resurrección de F (2015), la mítica serie de Toriyama regresó. Si bien el arte de Toyotarō se asemeja mucho al del maestro, hay ilustraciones que no están tan pulidas. Más allá de la poca originalidad de las nuevas aventuras, me molesta sobremanera que el anime y el manga expliquen la misma trama de modos distintos.
  • One Piece de Eichirō Oda. En este caso, no me refiero a la reedición, como en la entrada anterior. La obra es tan larga (¿llegará a terminar algún día?), que la Shūeisha se puede permitir publicarla desde el capítulo uno sin miedo a que atrape a la serialización actual. Con respecto a sus inicios, el dibujo ha empeorado, y los arcos se han llenado de elipsis y cambios constantes de escenario para poder tratar la historia y los combates de los distintos personajes.
  • My Hero Academia de Kōhei Horikoshi. Tras el final de de Bleach y Naruto, muchos se preguntaban qué cómics serían los herederos al trono. MHA se ha convertido en el candidato más claro. Me gusta el estilo, que introduce el género de superhéroes estadounidense en el manga, pero el protagonista no acaba de despertar mi interés. Lo he leído como un animal para ponerme al día, y tal vez me haya empachado por el exceso.
  • Black Clover de Yuki Tabata. Y aquí está otro de los contendientes a la corona. Al más puro estilo de Fairy Tail, tenemos peleas de magos a tutiplén, con power-ups y deus ex machina por doquier. No hay que buscarle el sentido, sólo intentar adivinar cómo de loco va a ser el próximo combate.
  • 8Kaijuu de Matsumoto Naoya. De los shōnen de lucha, es el único que no es una secuela o que realmente podemos considerar nuevo. Se empezó a publicar en julio de 2020 y trata de Hibino Kafka, un empleado del cuerpo de limpieza que soñaba con formar parte del Cuerpo de Defensa que defiende Japón de la amenaza de monstruos gigantescos. Su vida da un vuelco cuando se despierta convertido en uno de ellos.

Humor:

  • High School Family: Kokosei Kazoku, de Ryo Nakama. Aunque hay más series de humor, como Yo y Roboko, esta es la única que sigo con fidelidad. Kotaro Ietani desborda ilusión a las puertas de su primer año de instituto. Dispuesto a despedirse de la infancia para empezar su propia Bildungsroman, su camino hacia la madurez. Cuál es su sorpresa cuando descubre que su padre y su madre se han apuntado también al instituto. Y su hemana pequeña de ocho años. ¡Y hasta el gato! Desborda humor absurdo y situaciones hipervergonzosas. El estilo de dibujo  es descacharrante, y no hay capítulo que no me haga soltar unas buenas carcajadas. Mi serie favorita.

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